Un te quiero de sus dulces labios.

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Finalmente llegaron a la pizzería. Sinceramente se sentían algo cansadas pero el estar juntas más el ambiente de aquella hogareña y cálida pizzería les devolvió las fuerzas. Ambas parecían sentirse realmente nerviosas, el ambiente entre las chicas estaban un poco tenso y a la vez juguetón, justo como una primer cita. Katherine miraba a Candy con timidez y esta le correspondía la mirada, se sonreían levemente con un poco de vergüenza y a continuación lanzaban una gran carcajada.

Afortunadamente llegó el señor dueño de la pizzería a preguntarles que deseaban y así sacarlas de aquel momento incómodo.

-¡Señorita Katherine! -exclamó el pizzero con un acento italiano de lo más marcado. -Lleva usted mucho tiempo sin pasar por aquí, ¿cómo está la familia? ¿Quién es la hermosa señorita que la acompaña? Y ¡oh! ¿Que desean comer?

El pizzero era un hombre regordete realmente simpático y hablantín. Se caracterizaba por ser un trabajador muy esforzado y siempre afectuoso con los clientes. Su nombre era Agostino.

-Si, el tiempo me ha impedido el gran gusto de venir a comer su deliciosa pizza, señor Agostino, nadie la hace mejor que usted, insisto, ¡aquí se hace la mejor pizza del país! La familia está muy bien, pronto quizá vengan. Y la hermosa señorita se llama Candy -Y al decir esto la rubia se sonrojo- Y bueno quisiera una pizza mediana mitad napolitana y mitad primavera.

Agostino ni siquiera apunto la orden en la libretilla, ya se había imaginado que Katherine pediría estas pizzas, eran sus favoritas y de vez en cuando decidía combinarlas, le dirigía una sonrisa muy afectuosa a Candy y dijo que traería la orden en seguida, hecha de forma especial para dos bellas damas como ellas.

Katherine por un segundo pensó que nuevamente las cosas se pondrían incomodas, pero para su suerte Candy habló antes de que tuviera que sentirse incómoda una vez más.

-Bueno, ni siquiera me preguntaste cual pizza me gustaría comer y te has atrevido a pedirla, es usted una chica muy atrevida Katherine -Y mientras decía esto sus ojos expresaban gran coquetería-

-Oh, por supuesto que esa no es la razón de no haberte preguntando cual pizza te gustaría. Lo hice porque pensé que sería lo más lógico y prudente de mi parte, Candy. Conozco esta pizzeria desde que tengo memoria, y deberá saber usted que no se arrepentirá en probar semejantes manjares. No tengo duda. -contestó lanzando una sonrisa muy segura y definida-

Candy reí y enseguida le contagio la risa a Katherine. Sin embargo la pelinegra reía de forma más nerviosa. Candy exclamó:

-Oh, ¡Katherine! Aun no te he expresado cuán feliz me siento cuando estoy a tu lado. Cuando llegue a este colegio venía con una gran tristeza y desolación, sin embargo el hecho de que te hayas cruzado en mi camino ha sido toda una bendición.

Katherine al oír aquellas palabras sentía como su corazón se aceleraba y la alegría inundaba la felicidad en su pecho, le parecía sentir mil flores brotando de su interior. Cada momento al lado de Katherine la sensibilizaba y la enamoraba más. Candy era la dulzura y bondad en persona. ¿Acaso Candy no sabía que la verdadera cosa increíble era que ella con todas esas buenas cualidades hubiese aparecido en el camino suyo y la ayudara a derretir el hielo de su corazón, hielo que la tenía entumecida y arma mortal para su alma?

Candy siguió hablando:

-¡En serio! Quizá puedas pensar que soy una chica un poco tonta, y quizá mis palabras te sorprendan mucho, ¡tú tienes tantos amigos y eres tan querida! Sin embargo no sabes lo mucho que te quiero yo. Con tantas personas que te adoran no ha ser ninguna sorpresa, pero tenía que decírtelo, te quiero muchísimo.

¡BASTA! ¿Acaso lo primero no había sido ya demasiado para su corazón? Los latidos de Katherine estaban tan violentamente acelerados que por un momento creyó que moriría. ¿Candy la quería? Y, no solo la quería, sino que, ¿la quería muchísimo? Vaya, aquella frase muchos pensarían que era una frase sin sentido que se dicen las personas todo el tiempo y no causa conmoción alguna, sin embargo oír aquellas palabras de los dulces labios de Candy era completamente diferente. Un te quiero de aquellos labios valía más que mil te quieres de cualquier otros.

Soñaba contigo antes de conocerte. (Amor entre chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora