Soñaba contigo antes de conocerte. (Amor entre chicas)

Un lindo vestido, un poco de rubor, y una gran sonrisa.

Candy estaba en su casa, alistandose para su cita con Katherine, se sentía muy emocionada, era su primera cita real. Abrió su gran armario y observó toda su ropa, ¿como debía vestirse hoy? ¿Acaso debía vestirse muy muy linda, o solo debía ponerse cualquier cosa? ¿Si llegaba muy arreglada, le gustaría o no? Tenía muchos vestidos distintos. ¿Cual color debía usar? Fijó su vista en un sencillo vestido morado. Se lo probó, no le pareció ideal, ¿morado? ¿acaso ese color no era de viejas temporadas? se puso uno rosa, se lo tuvo que quitar también, el rosa era demasiado clásico, quizá se vería tonta con un vestido rosa. Se probó uno amarillo pastel, un hermoso vestido que le había traído su hermano cuando viajó a Italia, le gustaba mucho, sin embargo, no, no se sentía lo suficientemente segura. Allá, en una esquina, observó un vestido celeste. ¡El vestido celeste que tanto le había gustado cuando lo vio detrás de la vitrina de aquella tienda! ¡Lo había olvidado por completo! Ahora estaba segura, ese era el vestido que debía usar. Era un vestido hermoso, la tela era seda, tenía algunos detalles en plateado y su diseño era juvenil, femenino y alegre. Era un vestido Sherri Hill.  Aquel vestido lucía hermoso en su clara piel y resaltaba el azul de sus ojos. Se sentó frente a su espejo, tomó un poco de rubor y esparció ligeramente un poco en sus blancas mejillas (aunque aquellas mejillas se ruborizaban naturalmente, cuando Katherine decía ciertas cosas) después cepillo delicadamente su cabello y por ultimo tomando un brillo lo esparció por sus labios. Aquel brillo hacia que sus labios lucieran ligeramente más rojos. Candy era femenina y delicada, gustaba de arreglarse, pero no exageraba, se ponía lo justo y necesario, al final escogió unos hermosos zapatos blanco perla. Estaba lista, al verse frente al espejo, una gran sonrisa se adueño de su rostro ¡Se sentía tan feliz! Faltaba poco para que Katherine llegara, ¡De repente lo recordó! ¡Aún no se había echado perfume! 

-CONTINUARA-