A tu llegada

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Candy venía caminando con un montón de libros, papeles y bolsas con artículos, incluso llevaba una planta en una maceta. Candy estaba inscrita en el taller de ingeniería ambiental. En esta secundaria, llamada secundaria Humanística-Científica, al llegar al último año tenías que llevar una especie de carrera pre-universitaria. Candy había escogido ingenieria ambiental. Realmente pensaba ser doctora, o enfermera, pero aquellas carreras no estaban disponibles, en realidad, a pesar de ser una secundaria pre universitaria con énfasis tanto en lo humanístico como lo científico, lo humanístico no tenía tanta presencia. Tenía más presencia todo aquello relacionado con ciencias y matemáticas, gran dolor para Candy, quien realmente jamás se sintió identificada con esta área. Lo más cercano a sus pasiones resulto ser la ingeniería ambiental, pues le gustaba la naturaleza y disfrutaba relacionarse con el entorno natural. Katherine y Sebastian, sinceramente no tenían una verdadera idea de que estudiar, la única razón por la que escogieron la ingeniería de alimentos es porque pensaron que tenía que ver con probar comida. Gran fallo. Debieron haber leído el folleto en lugar de haber visto únicamente las imágenes. Durante el curso se dieron cuenta de la complejidad del asunto y del conocimiento técnico y de la gran cantidad de química que debían llevar. Era algo interesante, sin embargo demasiado complicado. Candy había escogido mejor, se divertía en sus clases de ingeniería ambiental y estaba muy emocionada con los planes de sembrar árboles frutales junto con los proyectos de hidroponia en un gran terreno desocupado que recién había comprado la secundaria. Candy hacia las cosas con amor y entrega, le gustaba mucho su clase, lo único que no le gustaba era el hecho de que Katherine no estuviera con ella, sobre todo porque las clases de la carrera pre-universitaria tardaban medio día. Afortunadamente sólo era una vez a la semana, no obstante, durante las largas horas se le hacía imposible no extrañar a Katherine, los recreos durante este día eran más valiosos que nunca. Mientras seguía caminando con cuidado, alguien la tomó por la cintura y le robo un beso en la mejilla. Era por supuesto, Katherine. Sujetó la planta de Candy y también algunos de los libros. Se paró al frente de Candy y exclamó:

-¡Te extrañaba amor!

Las mejillas de Candy se sonrojaron.

-¿Amor? Nu-nunca me habías dicho así.

-Es que antes no podía, pero ahora sí, porque eres mi novia. -Afirmó Katherine con una gran sonrisa segura.

-¿Soy tu novia? Pero si ni siquiera me lo has pedido...-Dijo Candy con una mezcla de dulzura y coquetería.

-Bueno, pues, ¡Eso es lo que yo supuse! ¿Acaso pensabas en besarme para luego alejarte y me dejarme? Oh, eres toda una sin verguenza, Candy. Quieres dejar a esta chica con el corazón roto. -Dijo la pelinegra de forma un poco burlista pero sin embargo llena de amor.

-Oh, Katherine- Exclamó inocentemente Candy- Claro que no pensaba eso, t-tú eres la primera persona con la que estoy. Jamás he estado con nadie más, es solo que, yo veo en las películas que siempre hay una preposición.

Katherine se rió y puso una de sus manos en las mejillas de Candy, la miró a los ojos y le dijo en voz baja:

-Asi es, amor, déjame proponertelo.

Candy abrió la boca un poco y antes de que pudiera decir algo, Katherine la interrumpió:

-No digas nada, aún no lo haré, déjame hacerlo esta tarde, o esta noche, aún no lo sé. Sal conmigo hoy, cuando salgamos, iré contigo a dejarte a casa, y me iré a la mía, nos cambiaremos rápido, cuando pasé por ti estarás lista, ¿de acuerdo? Te llevaré a un lugar, no te diré a dónde, será sorpresa, ¿esta bien, amor?

Las mejillas de Candy estaban tan rojas que parecían arder, apenas pudo asentir con su cabeza, y lanzó sus brazos al cuello de Katherine para poder abrazarla, de puntillas, pues era más baja que la pelinegra. Katherine lanzó una dulce risa y le dijo:

-Quisiera rodearte con mis brazos, pero no puedo, tu planta y tus libros no me lo permiten.

Candy se soltó y exclamó:

-¡Vaya! ¿Acaso soy descortés? Ya has cargado esa planta mucho tiempo, ¿porque no nos hemos ido a sentar?

-No te preocupes Candy, soy una chica fuerte. -Aseguró la pelinegra coquetamente mientras le guiñaba el ojo.

-Eres mi chica fuerte. ¿Me protegerás?

-Siempre.

-Bueno, pero vamos a sentarnos, yo estoy cansada.

-De acuerdo, yo también lo estoy, pero solo un poquito.

Candy soltó una risa, ambas se fueron caminando en busca de un lugar para sentarse.

Katherine dijó:

-¿Donde quieres que nos sentemos? ¿En la banca que esta por allá, o prefieres que sigamos caminando hasta llegar a las mesas con asientos?

-Uhm...¿que te parece si nos sentamos aquí? En la hierba.

-¿En la hierba?

-Sí en la hierba, también podemos acostarnos y observar las nubes.

-Vaya, hace mucho no hago eso.

-¿Antes lo hacías?

-Claro, los chicos y yo siempre lo hacíamos, cuando estábamos más pequeños. Dejamos hacerlo hace como cuatro años, vaya, ya ni siquiera estoy con ellos nunca. Hemos dejado de ser tan unidos. Solo Sebastian y yo seguimos como siempre.

Al fin se acostaron en la hierba.

-¿Y eso te pone triste Kath?

-Pues, si ni siquiera me había detenido a pensar en ello. -Y mientras hablaba ambas se pusieron de costado y podían verse a los ojos. -Es algo decepcionante. Pero no podría ponerme triste, no teniéndote conmigo, Candy.

Ambas sonrieron, se dieron la vuelta y fijaron la vista en el cielo, el cielo lucía hermoso, azul y despejado.




NOTA: Espero les haya gustado :3 Dejen estrellita y comenten! Gracias por leer <33


Soñaba contigo antes de conocerte. (Amor entre chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora