El acto heroico. El abrazo glorioso.

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Estaban en la clase de Artes, la profesora era una mujer ciencuentona, cabello castaño con unos toques rojizos, seguramente restos de algún tinte, y piel arrugada y curtida por el sol. Una mujer excéntrica, exagerada, arrogante y desagradable. Vestía con ropa blanca, floja, dandole una sensación hindú (copia barata por supuesto, pero se entendia que esa era su intención) su nombre era Cecilia. Nadie la quería pero todos fingían sentir agrado por sus habladurías, y todos fingían que realmente sabía de arte, esto no era así, para nada. No tenía ni la menor idea de lo que era el arte, sin embargo, se creía una de las mejores artistas del siglo, aunque aquí entre nos, es posible que ni siquiera conociera los grandes maestros como Van Goht, Picasso, Durero, y si sabe de Leonardo Da vinci, es porque todos, más de una vez, hemos escuchado su nombre y conocemos su obra ''La mona Lisa''.

Como sea, Cecilia solía mostrarle a todos como debían ejecutar la pintura, y después daba de la orden de que todos regresaran a sus caballetes y comenzaran a trabajar en sus propios lienzos. De esta manera, todos estaban amontonados viendola trabajar.

-Y así debe ser, con mucho cuidado, pasen el pincel delicadamente por esta zona, y luego, tomando un poco de pintura naranja y mezclandola con agua, lograreís el efecto del atardecer, ¡oh, esto es arte, arte puro! -Exclamaba Cecilia con mucha exitación.

Esto es arte puro, una de las frases más tontas y excentricas de la vieja.

Katherine observaba a Cecilia con mucho desagrado, odiaba a esa mujer. Nuestra pelinegra amaba el arte, y ver a aquella tipa ignorante supuestamente enseñandoles acerca de el, le daban ganas de vomitar.

Candy observó la mueca de desprecio que tenía Katherine en el rostro.

-¿Que pasa Kath? -Murmuró la rubia con curiosidad.

-Es esta tipa...mirala, cree que sabe de arte pero ni siquiera sabe vestirse como una persona normal.

En eso los ojos de la profesora se clavaron en las chicas, como una expresión de rabia y mueca de superioridad. Las veía a ambas, como buscando cual de las dos se había atrevido a decir tal cosa, de repente abrió la boca y exclamó:

-Por favor, muchachos, hagan silencio, ¡Ya se los he dicho mil veces, tengo el oído super desarrollado, cuando ustedes hablan yo lo escucho como al triple de intensidad! -Decía con un tono de indirecta hacía las chicas.

Mientras Cecilia decía aquellas palabras Candy se puso muy nerviosa y sujetó la mano la mano de Katherine. Esto le tomó por sorpresa a la pelinegra, que sentía que su corazón se le iba a salir del pecho, y entonces sujetó con más fuerza la mano de la rubia. Esto tan solo debio haber durado como 30 segundos, pero Katherine vivió cada segundo con vehemencia.

De repente Katherine volvió a la realidad porque todos empezarón a reirse, Cecilia sin darse cuenta, mientras hablaba, sostenía el pincel lleno de pintura y dejó caer una gorda gota sobre el supuesto oceáno, miraba su ''obra'' arruinada, y de repento se unió a las risas con una carcajada de resignación y entonces declaró:

-No importa, no importa, ¡esto es arte, arte puro! -señalaba la gota y la miraba como si realmente fuera algo impresionante-

Las risas aumentaron, entonces Katherine le susurro a Candy:

-No lo puedo creer, incluso sus errores los considera arte.

La rubia estalló en risas, esta vez no hubo ninguna mirada acusatoria de parte de Cecilia, ya que entre las risas de todos era díficil sospechar.

-Y bueno, ¡ya ha sido suficiente! -Interrumpió histérica la vieja- todos a sus lugares y quiero que hagan el paisaje justamente como yo lo hice.

Soñaba contigo antes de conocerte. (Amor entre chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora