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Para la joven Camila Andrews todo en la vida se arruinó en cuanto su padre decidió casarse con una mujer que tenía un hijo, luego de 13 años del fallecimiento de su primer esposa y madre de Camila.
Bautista Williams, su hermanastro, era un chico rebelde que hacía poner a la chica de mal humor cuando hacía sus travesuras. Al menos fue así hasta que él se puso de novio con una vecina en la reserva, Leah Clearwater, una chica un tanto extraña. Aunque la joven novia de su hermanastro había tratado de entablar una amistad con ella, no lo logró ya que la chica era muy cerrada en si misma.
Para Camila, la vida se basaba en estudiar, recibirte de alguna carreta y seguir esforzándose por una buena vida.
Ella no conocía la diversión, el relajarse.
Ella sólo estaba acostumbrada estar con la cabeza en los libros, sin mirar a ningún lado. Sin reír más de lo debido. Sin ser una persona feliz, siendo tan joven.
Su hermano Bautista intentaba que ella se uniera a él y sus amigos, pero la misma Camila era quien se negaba a formar parte de aquel grupo, del cual, jamás oyó otra cosa que no sea negativa e incluso insultante. Sobre todo de los más pequeños, pues estos fueron el foco de este año escolar, ya que Seth Clearwater, Ariadna Miller, Sasha Uley, y Marine Jones, habían acabado su últimos años hace unos meses, aunque la pelirroja había terminado antes. Ahora, Collin Littlesea y Brady Fuller, eran el centro de atención del Instituto de la Reserva.
Camila no podía estar más descontenta.
No los odiaba, pues nunca habló con ellos, pero sabía que serían una distracción para su último año escolar. Y no sabía cuenta razón tenía.
