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Caía el sol por el horizonte, cuando la joven pareja estaba recostada en el sofá de Collin. Esa tarde había sido algo atareada, pues Georgia Williams estaba preparando el funeral de Frank Andrews, quien según el informe manipulado por Charlie Swan, había fallecido por un ataque animal, algo que ocurría con frecuencia en el bosque de Forks, Washington. La rubia, aún con algo de culpabilidad por aquello, no había podido siquiera verle la cara a la pobre mujer que lloraba desconsolada en los brazos de su hijo, Bautista.
Camila había sido casi adoptada por la señora Littlesea, pues ya habían pasado dos semanas desde que Camila estaba en aquella casa. Sin padres, ni parientes que pudiera hacerse cargo de ella, los señores Littlesea habían decidido que la joven rubia se quedarán con ellos hasta que el consejo y la justicia hicieran los papeles de defunción de su padre y ver que se podría hacer con la custodia de la menor.
-¿En qué piensas?. -Preguntó Brady, acariciando el cabello de la rubia.
-En como mi vida dió un vuelco desde que tú y Collin entraron al baño de la escuela.-Respondió Camila, pasando su mano sobre el brazo izquierdo del chico con suavidad.
-¿El día que entraste al baño de hombres?. -Preguntó Brady.
-Sí. -Dijo la rubia, apenada.-No creí que esa pequeña equivocación me llevaría a este momento.
El silencio reinó en el lugar, dejando oír solamente las respiraciones tranquilas de los jóvenes. Solo ellos estaban en la casa, pues los padres de Collin estaban en el trabajo y el resto de la manada estaba haciendo guardias o coordinando con los nuevos aliados para su protección y la de la reserva.
-¿Te arrepientes?. -Preguntó Brady, rompiendo aquel cómodo silencio.
Camila frunció el ceño y rodó sobre si misma, dejando de acariciar el brazo del chico, para poder mirarle a la cara. Ella estaba recostada sobre él.
-Por supuesto que no.-Dijo Camila, con sinceridad.-Brady, tú y Collin han sido lo mejor de mi vida desde que tengo memoria.-Confesó. -Admito que en un principio lo deteste. Eran como un grano en el trasero.-Sonrió divertida al ver el rostro ofendido del lobo.-Pero, conforme les fui conociendo, a ustedes y a la manada, les tomé cariño. Aunque algunos de los chicos aún no tienen la suficiente confianza en mí.
-Ya lo harán. -Susurró Brady.
-Mientras tú, Collin, y Bautista estén a mi lado, no me importa lo que pase con el resto.-Dijo Camila, acariciando el rostro del lobo, haciendo que el chico cerrara los ojos ante su tacto.
Su cercanía aumentó a medida que ambos se acercaban más y más. Y, con ella, un amor florecía entre los dos. Uno que ni Camila ni Brady, habían sentido jamás.
-Jamás me arrepentiré de haberte vuelto a conocer, Brady.-Susurró Camila, con su voz suave y dulce.
El muchacho abrió los ojos lentamente, quedando encantado con la vista que tenía. Era ella, frente a él, con sus ojos celestes llenos de sinceridad y su corazón bombeando con fuerza en su pecho, confesando aquello que esperó con ansias oír, acariciando su rostro con delicadeza y cariño. Sonrió enamorado y llevó sus manos a la cintura de ella, acercándola más a él. Apreciando su aroma, su calor y su belleza de forma más cercana.
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Beautiful Ángel |8| B.F
FanfictionLibro n°8 de la saga: "Improntas Quileutes." "-Yo seré su protector, no dejaré que nadie le haga daño. -Lo sabemos, Amigo. Lo sabemos." 👤 Brady Fuller