Alan
Luciana no tardó en quedarse dormida la rodeé con mis brazos acercándola más hacia mi, acariciaba su suave cabello sin dejar de observarla podía escuchar el lento y calmado papitar de su corazón junto con su relajada respiración, lucía tan tranquila, me acerqué cuidadosamente a su rostro con intención de besarla pero ella ladeó la cabeza a escasos centímetros de tocar sus labios. No obstante su paz fue sustituida por la inquietud, ella balbuceaba mientras en su rostro aparecía una mirada aterrada y llena de angustia, me comencé a preocupar ya que se veía bastante asustada así que entré a sus sueños con el fin de averiguar la causa de su intranquilidad. De sus temores.
Me encontraba en una calle un poco solitaria a lo lejos logré vislumbrar a una familia integrada por tres personas una mujer un hombre y a mi Luciana solo cuando ella era pequeña, la familia caminaba despreocupadamente hasta que fueron rodeados por tres autos impidiendoles escapar y de estos salieron varios hombres armados quienes comenzaron a disparar.
—vete Hipólita— habló el hombre dirigiendose a la mujer mientras protegía a Luciana con sus brazos.
—no te voy a dejar aquí Gonzalo— respondió la mujer entre sollozos negándose a abandonar a su marido.
—¡vete!, me quieren a mi y no voy a ponerlas en peligro a ustedes... ¡¡Váyanse!!— la mujer lo miró con lágrimas en los ojos cargó en brazos a Luciana quien lloraba aterrada sin cesar, sin embargo apenas dieron media vuelta cuando se escuchó un disparo y entonces el hombre cayó muerto al suelo.
La mujer gritó llorando el nombre de su esposo y corrió hacia donde yacía su cuerpo.
Ambas lloraban desconsoladamente arodilladas junto al cadáver del hombre, entonces Luciana y su madre fueron sometidas por dos hombres y obligadas a subir a uno de los autos para después marcharse a toda velocidad haciendo resonar las llantas contra el pavimento.
Debió ser demasiado traumático para ella haber presenciado una muerte tan dura siendo aún muy pequeña.
Luciana
Sentí la almohada húmeda, de nuevo había llorado, al parecer el recuerdo de la muerte de mi padre se rehusaba a irse de mi mente, pero... ¿Cómo se puede borrar algo tan vivido que aún después de tantos años lo sigo recordando como si hubiese sido ayer?... Retiré mis lágrimas y me levanté de la cama en dirección al clóset diapuesta a cambiarme.
Cepillaba mi cabello cuando escuché un par de golpes en la puerta y luego decir "pase" entró una niña de cabello café oscuro rizado y tez pálida con un vestido rosa zapatitos blancos y un sombrero acorde con su vestimenta con dos lazos atados por debajo de su barbilla.
—señorita el amo la está esperando— informó ella con dulce vocecita.
—gracias ahora bajo— le sonreí con ternura y ella asintió.
Terminé de peinar mi cabello y como último detalle coloqué un listón posteriormente salí del cuarto en dirección al comedor de la mano de la niña, la mesa era grande cubierta por un fino maltel blanco y en el centro un florero con rosas frescas, un muchacho que supuse era el mozo recorrió la silla permitiéndome sentar.
—buenos días cariño— dijo Alan seguido de tomar mi mano y besarla.
—buenos días querido— le regalé una linda sonrisa y besé su mejilla.
—Luciana tenemos que hablar... — me asusté ya que su mirada se tornó sería.
—¿que sucede?— pregunté un poco temerosa.
—anoche te noté muy inquieta mientras dormías ¿está todo bien?— no supe que contestar, permanecí en silencio sintiendo como se comenzaba a formar el nudo en mi garganta, ¿acaso se habría enterado de la sombre de mi pasado?... Cristo bendito ¿que hago?.
—no, no te angusties mi cielo... No me lo cuentes si no quieres— colocó su mano sobre la mía he intentó cambiar de tema no obstante yo negué con la cabeza al tiempo que retiraba algunas lágrimas, no tenía caso ocultarlo pues tarde o temprano él lo sabría.
—Perdí a mi padre cuando era niña, él era abogado y fue obligado por la mafia a lavar dinero pero él deseaba renunciar porque no quería ponernos en riesgo a mamá ni a mí, sin embargo papá era el único que sabía la clave del banco donde yacía todo el dinero y al negarse a darla el jefe lo mandó matar... murió en una horrible balasera— sollocé —luego, el jefe nos obligó a mi mamá a mi a ir con él así que abandonamos México y nos dirigimos a California, desde entonces trabajábamos de sirviertas obligadas a callar lo sucedido.
A duras penas pude terminar mi relato, rompí en llanto al recordar lo ocurrido todos estos años viviendo siempre con miedo he insertidumbre de no saber si despertaría al día siguiente obligada a callar y obedecer sin siquiera atreverme a protestar siendo esclava del silencio.
Mi vampiro me rodeó entre sus brazos oculté mi rostro en su pecho ahogando mi llanto mientras me aferraba a él con mucha fuerza rehúsandome rotundamente en alejarme de él.
—debio ser muy duro para ti haber presenciado un momento tan espantoso— decía mientras frotaba suavemente mi espalda brindándome consuelo —no llores más amor mío, tu martirio ya terminó, ahora me tienes a mi para protegerte y cuidarte siempre— ¿Que clase poder utilizaba el vampiro sobre mi que no me permitía durar de sus palabras en absoluto?. Y si por alguna razón estaba bajo un hechizo entonces no quería escapar.
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el alma del vampiro
Vampireella es una muchacha común y corriente, dulce, tierna de nobles sentimientos pero muy frágil el es el rey de los vampiros alguien frío, malvado y carente de cualquier tipo de sentimiento el está en busca de su alma gemela ella quiere una vida mejor...