Capítulo 27 primer beso

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Luciana

Mi mano se hallaba sobre la mano de Alan, bajé la mirada sintiendo un calor en mis mejillas a la vez que mi corazón latía con frenesí, sin embargo en el momento en el que la vergüenza amenazaba en terminar conmigo Alan tomó mis manos y sentí como una corriente de electricidad recorría todo mi cuerpo al sentir su frío tacto mientras nos perdíamos en nuestras miradas, ambos no pronunciamos palabra alguna ya que para ese momento las palabras salían sobrando.

Aquel frío tacto no me abandonaba apoyé mi mejilla en mi mano permaneciendo en silencio sumergiéndome en mis pensamientos.... ¿Por qué siento cosas muy extrañas cuando Alan está cerca de mi? ¿Por qué soy tan frágil en manos de un vampiro?, ¿por qué?.

No lograba conciliar el sueño así que me levanté de la cama y salí de mis aposentos con intención de dar una pequeña caminata por la inmensa morada, recorrí cada pasillo observando cada cuadro y puerta que se encontraba en mi camino, no obstante me llamó la atención una puerta negra con las manillas doradas había algo que me atraía, no sabría cómo explicarlo pero era como un impulso, coloqué mi mano sobre el pomo de la puerta y la abrí. Al ingresar vi lo que parecía ser un salón de música sin embargo de entre todos los instrumentos musicales vi un piano de cola color negro recién pulido, me dirigí hacia el y levanté la tapa que cubría las teclas he hice sonar una de ellas no pudiendo evitar sonreír, me senté en el banco colocando mis manos sobre las teclas del piano y comencé a tocar una melodía lenta pero muy bella dejándome llevar por tan hermoso sonido.

Desde que tengo memoria siempre me a gustado la música ya que la considero una de las artes más hermosas del mundo y desde muy niña quedé totalmente enamorada de la música razón por la que aprendí a tocar el piano.

Al terminar la pieza una sonrisa apareció en mi rostro pero casi al instante escuché el sonido de aplausos lo cual me sobresalto y al girarme de nuevo volvió aquella extraña sensación y mi cara se ruborizó.

—tocas precioso— él se encontraba de pie junto a la puerta.

—disculpe.... No debí entrar sin permiso— me disculpé muy avergonzada de haber entrado a un sitio sin antes tener una autorización.

El otro me sonrió y caminó hacia mi

—descuida, tu puedes hacer lo que te plazca— contestó tranquilo.

Yo me moví hacia un lado permitiendo que él tomara asiento.

—¿desde cuando tocas el piano?— su mirada se dirigió a mi y pasó su mano derecha acariciando ligeramente las teclas del piano.

—desde que tenía diez años, me encanta la música y el canto— respondí tímidamente desviando un poco la mirada.

—¡oh así que cantas!— replicó muy sorprendido —¿te molestaría cantar para mí?— de nuevo su voz sonó calmada, me sonroje y jugué con mi cabello. Tal acción me pareció muy extraña pues el cantar nunca me a parecido una tarea intimidante.

—si lo desea.

Comencé a cantar, a medida que cantaba me percaté que Alan cerraba los ojos dándome a entender que lo que escuchaba era de su agrado lo cual me hacia sentir muy feliz.

Alan

Al escuchar cantar a Luciana sin duda me dejó maravillado lo hermosa que era su voz, una voz muy suave y tranquila la cuál me relajó como si cantara una canción de cuna.

Una soprano lírica sin duda con una voz angelical.

—cantas hermoso— hablé con elogio una vez ella terminó el área, Nunca en toda mi larga "vida" había tenido el privilegio de escuchae una voz tan maravillosa como la de ella.

—... Gracias— honestamente adoro la forma tan dulce y tierna de ser de mi Luciana.

Ella desvió su mirada mientras jugueteaba con el lazo de su camisón, delicadamente volteé su rostro quedando nuestras miradas frente a frente, me fui acercando a ella poco a poco hasta juntar nuestros labios, coloqué mis manos en sus hombros para luego bajar acariciando sus brazos hasta llegar a su cintura y apoyé su espalda contra el piano.

Ella puso sus manos en mis hombros mientras me correspondía el beso.... Esté fue el momento en que realmente sentí felicidad... He esperado este momento durante mucho tiempo y al fin a llegado, nuestro primer beso, sin duda alguna puedo corroborar que Luciana es mi alma gemela, mi compañera, el amor de mi vida eterna ya que ella me hace sentir vivo aún en la muerte.

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¡El primer beso de Alan y Luciana!.

Espero que les haya gustado el capitulo y también les esté gustando la novela.

Dios los bendiga y cuídense mucho en esta pandemia.

Los quiero mucho linduras.

el alma del vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora