Una muchacha de piel clara, cabello corto y rubio, ojos verdes, no pasaba de los dieciséis años, caminaba tranquilamente por el inmenso y tenebroso bosque dirigiéndose a su hogar después de un largo y agotador día de clases, ella vivía lejos apartada de la gran ciudad y para llegar a casa tenía que atravesar el bosque, sus padres vivían de una manera algo anticuada y no les gustaba el ruido ni bullicio de la urbanización —la joven compartía los mismos ideales de sus padres— porque a diferencia de todos los adolescentes que disfrutaban salir de fiesta cada fin de semana y vivir la vida loca, ella prefería mil veces estar sola (y no es que ella fuese tímida o antisocial) conversaba con facilidad con cualquier persona y tenía muchos amigos, pero a veces optaba por alejarse, amaba la naturaleza teniendo como ventaja de vivir prácticamente cerca del bosque de estar rodeada de ella, yendo a menudo al lago sentándose a la sombra de un árbol a escribir, pensar, o solo admirar la belleza del paisaje. Estaba tan acostumbrada a su vida que no la cambiaría por nada, sin embargo, un ruido la distrajo sacándola de sus pensamientos, se detuvo y agudizó el oído para poder escuchar mejor pero ya no volvió a oírse nada. La muchachita ignoró aquello y siguió su camino pues ya era tarde y sus padres la esperaban a merendar.
No obstante al faltarle poco para atravesar el enorme bosque, que parecía infinito, nuevamente se oyeron esos ruidos de arbustos moviéndose y ramas rompiéndose acompañado de una fría brisa que sacudió las copas tupidas de los altos árboles que apenas dejaban filtrar los rayos del sol, la muchacha miraba a su alrededor comenzando a sentirse un poco inquieta, un escalofrío recorrió su espalda, apretó el tirante de su mochila colgando de su hombro derecho mientras trataba de calmarse y reprimir su desasosiego.
—niña— jadeó girándose sobresaltada hacia donde provenía esa voz, topándose frente a un hombre joven de unos veinte a veintidós años aproximadamente, de tez tan pálida como la luna, ese misterioso muchacho la miró con una aterradora sonrisa mostrando unos incisivos más largos de lo normal, muy afilados, listos para clavarse en la garganta del primer desdichado que se le cruzara revelando la identidad e intenciones de aquella criatura.
La adolescente echó a correr rápidamente apenas verlo, el otro soltó una macabra carcajada, chasqueó los dedos apareciendo entonces un gran enjambre de murciélagos, la muchacha corría siendo perseguida por los murciélagos que cada vez se sumaban en cantidad hasta ser rodeada por estos. Ella cayó arrodillada al suelo cubriéndose como podía con sus brazos de aquellas pequeñas criaturas aladas, en eso, recordó que tenía un objeto para ahuyentarlos —el cual le había regalado su abuelo antes de morir— y que siempre traía consigo por sí ocurría algo como esto, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta sacando un silbato hecho enteramente de plata que emitía un sonido tan agudo que solo podía ser escuchado por los oídos de los vampiros. La joven lo llevó a su boca y sopló con todas sus fuerzas logrando quitarse al montón de murciélagos de encima, el vampiro yacía arrodillado cubriéndose con ambas manos mientras gritaba pues el sonido de aquel silbato era demasiado insoportable para los finos oídos de un vampiro.
Aquel se levantó aturdido marchándose a una increíble velocidad junto con el enjambre de murciélagos, entonces la adolescente pudo suspirar tranquila.
—¡Sabrina!— se escuchó una voz femenina que cada vez se acercaba más a la susodicha llamándola bastante alarmada.
—¿qué pasa Ágatha?— preguntó la otra al tiempo que guardaba su silbato mirando a su amiga venir corriendo apresuradamente hacia ella.
—tienes que venir cuanto antes, ¡a ocurrido una tragedia!— decía Ágatha con angustia llegando junto a Sabrina tratando de regular su respiración.
—pero, ¿qué sucedió? Habla claro que no estoy entendiendo absolutamente nada— exigió ella aún sin comprender el motivo que tenía a su amiga hecha un manojo de nervios, casi al borde de las lágrimas, y por el cual la necesitaba con tanta urgencia.
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el alma del vampiro
Vampireella es una muchacha común y corriente, dulce, tierna de nobles sentimientos pero muy frágil el es el rey de los vampiros alguien frío, malvado y carente de cualquier tipo de sentimiento el está en busca de su alma gemela ella quiere una vida mejor...