Octava nota

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— Fuh Ahhh jah hah — Sirius se despertó en medio de la noche... otra vez.

Falto de aire y sudoroso hasta la médula, otra vez...

Le temblaba todo el cuerpo... otra vez...

Y sintió que su cuerpo y mente estaban en su límite, ¿ya dije que era otra vez? Porque sucedió otra vez...

Veamos, había pasado casi una semana, una mugrosa "casi semana" desde que no fue a Hogsmeade y no se encontró con esa persona, y... ¡oh vamos! ¡FUÉ UN ENCUENTRO! ¡SOLO UN ENCUENTRO AL QUE NO FUE! No es como si alguien muriera por no encontrarse con una persona una vez ¿O sí? En todo caso no lo sentía justo.

— Ahh — Suspiró, no podía dormir, no con esas.. pesadillas y advertencias ¡¿Acaso ese maldito estaba en su mente?! ¿Cómo se metió? ¿Con permiso de quién? Suyo no por supuesto...

Tironeó de sus mechones de cabello con fuerza, y se tumbó en el sillón de aquella extraña sala. Ahora que lo pensaba... ¿Estaba esta sala en el mapa?

Negó y anotó mentalmente agregarla luego. Cerró los ojos con pereza y somnolencia, si no podía dormir mínimo se pondría a recordar cómo llegó a esa estúpida y muy útil sala. Estaba caminando como siempre lo hacía, no en círculos por supuesto, después de la discu... Después de ese problemilla con James, y entonces pensó que lo adecuado sería poder tomar distancia para ordenar sus pensamientos y evitar que el problema se hiciera más grande; entonces se quedó de pie en medio del pasillo y pensó "¿Cómo y a dónde ir?" Dio cuatro pasos adelante y se detuvo nuevamente en la intersección.

— El mapa sería muy útil en un momento así — Tras este pensamiento giró en su sitio y regresó sobre sus pasos pensando intensamente sobre qué lugar sería útil, giró sobre sus pies y pensó "Un lugar como una habitación, para quedarse, sería ideal" frotó su mentón y giró nuevamente. Sus pensamientos iban y venían, como trenes de memorias y lugares, todos girando en torno a la idea de esa "habitación escondida" que el pelinegro quería encontrar. Pero cada tren llegó en vano, sin información relevante, así que partió de la misma manera

Sirius decidió desistir, volver a su habitación y echarle un vistazo al mapa. Se giró por tercera vez y dio algunos pasos llenos de duda, sentía pesadumbre. Se hincó en el suelo, y agachó la cabeza.. una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla y desapareció en su ropa. Quería escapar, escapar de todo y todos. Así que gimoteó y se quejó en voz baja por un rato.

Mientras que todo ese unipersonal mal dispuesto se desarrollaba, en la pared comenzaba a dibujarse una puerta, de llegada silenciosa y envuelta en misterio, sin tener la atención de nadie pero apareciendo por el deseo egoísta de una persona en específico. Si esa puerta hubiera podido decir algo en voz alta, habría vociferado sin dudar — "ingrato!!" — hacia su convocador. Pero como eso no era posible, los siguientes segundos transcurrieron en silencio.

— AH! ¡Qué estupidez! Pensar demasiado no solucionará las cosas ah' — El animago se levantó nuevamente con la determinación escrita en el rostro y fuego en la mirada. — Ire!... eh.. ¡Iré y golpearé a Prongs tan fuerte como para devolverle todas las neuronas se le escaparon!

La puerta —...

En esa repentina explosión de determinación, Sirius notó, notó la puerta burlona mirándolo, como diciendo "Sí imbécil, no estuve aquí antes, pero ya llegué ah" y se quedó en silencio, solo mirándola. Luego levantó su mano derecha y señaló la puerta.

Sirius — ...........

La puerta — ............

Supuso que solo mirándola no solucionaba nada, así que se acercó y giró la perilla. Ante sus ojos apareció una habitación que cualquier otro hubiera amado, pero no él.

La libreta de un merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora