Bajo la lluvia

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Pov Remus Lupin

— Esto debe ser una broma — Paseando de un lado a otro en la enfermería, sentía la frustración a flor de piel. La señora Pomfrey atiende las heridas de Sirius y James aún no aparece, pensar que antes habría sido el primero en llegar... me da mucha nostalgia recordar ese pasado no tan lejano.

— Solo tiene un fuerte resfrío, sus heridas no son serias, tampoco tiene huesos rotos ahora.

¿Qué exactamente había pasado para llegar a este punto?

Bien, un resumen de los hechos sería algo así.

Ayer Sirius no llegó a dormir, como últimamente pasaba igual no me preocupé. En la mañana creí que vendría, tampoco lo hizo, así que fui a desayunar.

La primera hora de clase tampoco llegó, eso si es preocupante porque pase lo que pase Sirius no se salta las clases. Las siguientes horas tuve clase y no pude buscarlo... no quería decepcionar a nadie si faltaba y además necesitaba tomar notas para él también.

Al medio día la profesora McGonagall me buscó y me dijo que tenía que ir a la enfermería urgentemente, estaba más seria de lo usual y no le entendí hasta que entré y vi a Sirius en una camilla. Tenía rasguños en la cara y el torso amoratado, además su brazo... Estaba en una posición extraña. Por unos momentos sentí mi corazón paralizarse y también como mi piel se crispaba. La condición de Sirius no era demasiado mala, solo traía malos recuerdos a mi mente.

La señora Pomfrey le curó rápidamente y acomodó su brazo, preparó un par de pociones y pidió mi ayuda para hacer que Sirius las tomara con mayor facilidad. Al terminar le chequeó un poco y dio por terminada la tarea.

Eso es todo lo que había ocurrido, pero ver a mi mejor amigo, a quien considero mi hermano, en ese estado... no me gustó en absoluto.

— ¿Cree que pueda pasar la noche aquí? — Miré a la señora Pomfrey suplicando con la mirada, no pareció gustarle la idea.  Sirius debe estar realmente loco para creer que no le regañaría sólo por su mal estado. Merece mucho más que solo un regaño pero tampoco se puede hacer mucho realmente.

— Parece una buena idea dejarle quedarse por esta noche — la voz del director se escuchó a mis espaldas y una especie de corriente pasó por mi columna dejando mi cuerpo entumecido.

— Mientras no sea ruidoso — La señora Pomfrey pasó por mi lado a atender a otro alumno que estaba en la enfermería por el golpe de una Bludger.

— Agradezco su ayuda — Me incliné un poco mostrando mi agradecimiento.

El profesor Dumbledore hizo un gesto con su mano para quitarle importancia al asunto y luego se acercó a Sirius.

— No lo buscaron ayer — Su voz sonaba amable, yo lo sentí como una manera de reprenderme. — ¿El joven Potter no vendrá? — Sonrió en mi dirección, yo negué con la cabeza.

— James está... ocupado, señor — No puedo decirle que pelearon y que James ha sido distante desde ese día. Tampoco puedo decirle que esa es la razón por la que Sirius fue al bosque prohibido y regresó con semejantes heridas.

— No la están pasando bien entonces, supongo que la señorita Evans debe tener cosas que hacer también — El director miró por el gran ventanal y luego me miró a mí, me parece extraño que diga que tenemos problemas ¿Cómo podría él saberlo? Lo de Lily no me sorprende pero... sigue siendo extraño — La correspondencia del joven Black... Ha estado llegando con más frecuencia últimamente ¿No le ha dicho a usted la razón? — Le miré confundido, no sabía que Sirius había estado recibiendo cartas.

La libreta de un merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora