La libreta

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Severus Snape

Había sido un agotador y largo día, las clases las había sentido aburridas e incluso la clase de pociones, que usualmente era la que más le atraía, ahora mismo era un verdadero martirio.

Pasó gran parte de su tiempo pensando en todo y en nada a la vez, simplemente la vida se le hacía difícil. Tenía un padre alcohólico, su madre había muerto, y por si eso no era suficiente, un grupo de idiotas que se hacían llamar Los Merodeadores le jodían cada día de su miserable existencia.

— Ufff — El timbre que anunciaba el final de clase había sonado y esa era su señal para poder ir a su dormitorio a descansar, ya luego estudiaría.

— Joven Snape — La voz del profesor Slughorn resonó en sus oídos y aunque él hubiese querido ignorarla no podía, ya que más de la mitad de la clase se había girado hacía él, mirándolo... le incomodaba tanta atención — ¿Podría quedarse un momento?

Cuando el resto de la clase hubo salido el profesor volvió a hablar.

— En la case de hoy me ha parecido que usted estaba algo distraído, así que me preguntaba si todo estaba en orden. — Era bien sabido que Slughorn se preocupaba más por sus alumnos predilectos que por los que no lo eran, pero a Snape la atención del profesor sobre sus asuntos le daba tan igual como si los Merodeadores morían en raros accidentes.

— No, no ha pasado absolutamente nada malo profesor. Es solo que esta mañana ha sido... peculiarmente agotadora. — Aunque eso se acercaba en algo a lo que le ocurría tampoco era del todo correcta — Ahora, si me disculpa, tengo que salir.

No esperó respuesta por parte del profesor y salió de aquella aula con rumbo a su sala común, pero decidió que sería mejor descansar después y enrumbó nuevamente pero esta vez a la biblioteca.

— ...de tal modo que es algo sumamente importante.

— Pero yo no...

Severus levantó la mirada y observó cómo una chica de Ravenclaw literalmente arrastraba a Sirius Black alejándolo de adonde quiera que este se estuviera dirigiendo. "No es asunto mío" pensó el Slytherin antes de seguir su camino pero algo llamó su atención.

Estaba en el suelo, su color era parecido al de la madera y de hecho parecía que estaba hecho de ella pero al recogerla notó que solo era cuero, uno muy suave por cierto. En los bordes de la pequeña libreta brillaban pequeños adornos que parecían hechos con hilos de oro, era un bordado realmente hermoso. Cuando abrió la libreta se dio cuenta de que la primera página, en la que deberían estar los datos del propietario, estaba vacía; pero por el estilo exterior y el olor que la libreta emanaba supo que se trataba de un hombre. Y vaya perfume...

Escuchó el fuerte sonido de unas pisadas y por acto reflejo guardó la libreta en su pequeño y raído maletín. Una chica apareció por los pasillos, llevaba la túnica de Ravenclaw y comenzó a buscar, con la mirada, por los alrededores. Severus no le prestó atención e ingresó a la biblioteca, fue hasta una zona en la que no habían muchos estudiantes, de hecho estaba desierta y aquel era el lugar que solía ocupar cada día, su lugar especial en el que podía ocultar su existencia de los problemas.

Buscó un par de libros y luego sacó los propios para comenzar a hacer los deberes, para cuando terminó ya pasaban de las seis y entonces volvió a verla. La libreta estaba al fondo de su maletín, como pidiendo a gritos el ser leída. Con sumo cuidado estiró la mano y con sus pálidos y largos dedos sacó la libreta para ponerla sobre la mesa, las hojas de la misma se notaban un poco amarillentas pero el forro estaba bien cuidado.

Severus tenía miedo de hacer algo que pudiera salirle mal y de esa manera dañar la libreta, pues se notaba que quien fuera el dueño le tenía bastante cariño y le cuidaba mucho.

Abrió nuevamente la libreta con suma delicadeza y volvió a ver la primera hoja en blanco; pasó de hoja con mucho cuidado, como si temiera romperla por error y se quedó bastante asombrado.

La caligrafía era, sin querer presumir, hermosa y la persona que escribía en esa libreta tenía la habilidad de escribir en cursiva, algo que él aún no había perfeccionado. Era sutil y elegante, algo que no había visto mucho pues solo algunos Slytherins tenían ese toque elegante, pero de sangre y no fingido.

Ahora mismo se estaba cuestionando si realmente la libreta era de un hombre, pues aunque esta tenía el olor de perfume de un hombre, la delicadeza de la letra decían todo lo contrario. Sin más preámbulos y cavilaciones Severus comenzó a leer.

Aquí el primer cap, espero que os haya gustado y sí, ya sé que es corto pero los próximos se van a ir alargando ¿Vale?

Nos leemos la próxima semana entonces!!

❄️❄️ḶḭḀḧ❄️❄️

La libreta de un merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora