Sexta Nota

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El sol brillaba tenuemente, las nubes grises le daban un aspecto enfermo al día... todo estaba tan mal que muchos estudiantes se sentían al borde de las lágrimas.

Entre todos los estudiantes también estaba Severus Snape, que aunque mantenía su expresión indiferente, se sentía bastante molesto.

¿Por qué? Bueno... tal vez algo habia arruinado su mañana.

Sí, Severus había despertado para inmediatamente leer la seguiente nota, sin embargo, notó que en vez de la habitual amarillenta y desgastada hoja que solía encontrar, de ella quedaron solo trozos del margen. Se llenó de molestia instantáneamente.

¡¿Cómo había sido posible?! ¡¿CÓMO SE HABÍA ATREVIDO ESA... MALDITA BAZOFIA BLACK, A HACER ALGO TAN RUIN?!

Los pensamientos estallaron en su cerebro y le producieron una jaqueca.

Ignorando sus malestares, Severus se bañó y comenzó a vestirse. Al principio pensó en ponerse unas túnicas ligeras, pero un ligero temblor en su cuerpo le hizo darse cuenta que el día no era precisamente cálido; optó entonces por unas túnicas más abrigadoras, sin embargo ¡No tenía!

Ese fue el punto de quiebre.

¡¿Por qué no tenía túnicas abrigadoras?!

Severus lo pensó brevemente...
Primero, no las usaba con mucha frecuencia, pasaba mayor parte del tiempo dentro del castillo y en días fríos no salía.
Segunda, debido a la razón anterior pensó que no le eran útiles y no compró ninguna.
Tercero, la verdad es que tampoco tenía dinero suficiente como para gastarlo en túnicas que no iba a usar.

Soltó un suspiro de resignación y se puso las túnicas que había desechado con anterioridad. Sentía frio, vaya que lo hacía, pero era domingo y no iba a salir del castillo así que no había problema.

Severus se entretuvo un rato ordenando las prendas que había sacado y su vista se topó con una capa de viaje, perfectamente doblada, que descansaba sobre algunos de sus libros.

— Ahh — Suspiró nuevamente y tomó la pieza entre sus manos — Aquél día... ¿Por qué no simplemente se la dí a Lupin?

Cerró el baúl y se sentó sobre la cama. A su modo de ver las cosas, se veía a si mismo como un intruso; sentía que tenía demasiadas cosas del Black mayor, aunque realmente solo fuesen dos, ese número quemaba sobre él.

Volvió a repasar la mullida tela con la yema de sus dedos, se sentía bastante suave.

Por la mente del pocionista pasaron muchos recuerdos, los momentos de su añorada infancia que compartió con su primer amor... Lily Evans, los pequeños momentos felices que pocas veces pudo compartir con su madre...

Ahora que su madre no estaba, su padre era en lo que menos quería pensar; sin embargo, y en comparación con su infancia, Lily tampoco estaba ahora.

Recordó también, todas las bromas que los merodeadores le habían hecho a lo largo de esos interminables y tortuosos cinco años. Los causantes de todos sus tormentos y de la ruptura de su amistad con la pelirroja habían sido James y Sirius. Él constantemente se culpaba también, ¡si tan solo no hubiera dicho esas palabras aquella vez! pero ya no podía arreglar nada...

Un delicioso aroma inundó las fosas nasales del pocionista y una mullida superficie rozó su mejilla.

Un sonrojo estalló en sus mejillas, coloreándolas de un hermoso rosado que su piel parecía disfrutar. El leve estremecimiento hizo que los recuerdos volvieran a azotar la mente de Severus, solo que esta vez con mayor intensidad.

Flashback

Ambos se hallaban en el suelo debido al golpe, no había sido grave pero tampoco había sido agradable. Snape observó por entre su flequillo cómo la otra persona se levantaba, así que rápidamente hizo lo mismo.

La libreta de un merodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora