El ideal de proteger a aquellos que quiere proteger, a costa de la muerte de miles por la protección de unos pocos. El ideal de vengar a aquellos que fueron asesinados por la preservación de todos aquellos que podrían haber muertos. Ambos ideales habían tomado forma en dos personas, dos shinobi cercanos en edad y entrenados desde jóvenes para ser lo que estaban siendo.
Senju Naruto, hijo de Senju Tsunade y Jiraiya el Galante, dos miembros del equipo más fuerte hasta el momento en la historia shinobi. Desde niño, él entrenó para seguir los pasos de sus padres, para superarlos y demostrar a su madre que no todos que ella quería morían. Entrenó, sudo y sangró para lograr ser el shinobi que protegería Konoha desde las sombras y que, con su muerte, lograría traer la paz sobre su país.
Saisho, nieto de Uzumaki Yamamoto el legendario Uzukage y traidor de Uzushiogakure, aquel que había estado en lo más alto de la cadena de los shinobi igualando e, incluso, superando a Uchiha Madara y Senju Hashirama. Siendo entrenado por su padre, creyendo en la venganza y en el poder para vengar a los muertos, él había entrenado para traer a su pueblo de vuelta, aunque eso llevara a las Naciones Elementales a su completa destrucción, no importándole bañar la tierra con la sangre de personas que nada tuvieron que ver en aquello.
Estos dos shinobi estaban chocando, representando estos ideales. Uno debía ganar para poder proteger no solo su aldea, si no a todo su país por completo. El otro debía ganar para dar un paso más, para lograr aquello que lo consumía, pues lentamente la venganza lo había estado llenando desde su niñez como un veneno matando las plantas.
Ambos se separaron tras cuatro choques. Saisho mantuvo su rostro impasible, observando como su enemigo había cambiado su modo de combate pasando a uno más ágil, veloz, dejando lo contundente de los golpes a un lado. Durante unos minutos, el rubio había estado usando el Shunshin para evadir sus ataques, apoyándose en dicho jutsu académico y simple para moverse por el campo de batalla.
Y era extraño.
Viendo como su enemigo se movía hacia él, Saisho levantó la mando susurrando unas palabras, las mismas con las que Naruto casi quedó sepultado minutos atrás.
Previendo el movimiento, el Senju desapareció en un flash azulado evadiendo la onda de fuerza invisible que terminó destrozando la mitad de aquel tejado, reapareciendo detrás del Uzumaki.
Pisando con fuerza entre las tejas, Naruto lanzó una patada contra la espalda de su enemigo. Saisho bajó el brazo y bloqueó el golpe, siendo empujado unos centímetros. Había hecho fuerza para no salir completamente despedido de la zona.
Saisho reafirmó su posición. Observando el movimiento de su enemigo, él se movió para contrarrestar la patada lateral que fue en su contra, usando el brazo derecho para bloquearla y, de paso, crear una abertura para que él golpeara.
Sin embargo, Naruto vio esto.
Siendo guiado por el Mangekyō, el Senju evadió el gancho que Saisho envió contra su mentón echando la cabeza hacia atrás. Los nudillos solamente rozaron su mentón, su barbilla. El rubio sintió como su piel era rozada.
Apoyándose en la rodilla del Uzumaki, el de Konoha saltó para evadir un segundo golpe. Este terminó solo golpeando aire, generando un pequeño remolino.
Ambos shinobi se empujaban más allá. Debían colocarse por encima de su rival. Debían salvar su ideal, ponerlo por encima del otro para mostrar su supremacía, pues el ganador de aquel encuentro podría incluso cambiar el mundo shinobi.
Tomando solo unos segundos, Naruto limpió la sangre de la comisura de sus labios, sintiendo como el sabor metálico había inundado su paladar. Saisho siguió aquella acción, imitando completamente los movimientos de su enemigo.
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A.N.B.U: El Último Senju
FanfictionDespués de cinco largos años fuera de su hogar, cumpliendo con su papel como ANBU y aliado en la guerra de Kirigakure no Sato, Naruto vuelve a Konohagakure cuando las puertas de los temidos exámenes chūnin están sobre los genin. Pero su vuelta a su...