A.N.B.U: El Último Senju

La Prueba

La marcha de Menma había sido empujada por las circunstancias, por la obligación de los adultos a proteger a un joven adolescente y por la necesidad de Akatsuki de que el Sanbi se formara de nuevo tras la muerte de Yagura, desconociendo el paradero actual del Bijū. Cuando una Bestia con Cola asesinada, esta esparcía su chakra por el mundo hasta que se volvía a formar tres años después, justamente lo mismo que había pasado con Sanbi. Cuando Yagura fue asesinado, el chakra del Tres Colas se esparció por el continente y retrasó los planes de la organización terrorista por un periodo de tres años, tiempo suficiente para que las aldeas y aquellos quienes eran sus objetivos se prepararan para las posibles repercusiones causadas por el retraso.

A protección de aquellos que eran Jinchuriki, era una prioridad para las aldeas, o al menos para aquellos que tuvieran un mínimo de control para los suyos. El rumor de la existencia de dos Jinchuriki para cada mitad dl Zorro de Nueve Colas, se había extendido fuera de la aldea de Konoha. Nadie sabía exactamente quienes eran los contenedores de la bestia, pero todos sabían de la existencia de ambos, llegando esa información a los oídos de los miembros de Akatsuki.

Debido a las circunstancias, ambos Jinchuriki fueron entrenados por personajes notables durante todo el periodo de tres años que la muerte del Sanbi proporcionó a las distintas aldeas. Durante tres años, cada Jinchuriki fue entrenado o protegido por sus aldeas. Algunos de ellos, siendo shinobis notables, no necesitaban más entrenamiento del que ya habían tenido a lo largo de su vida y ahora, siendo adultos que llegaban casi a la mediana edad, podían protegerse solos usando sus propias habilidades, empleando la fuerza que les proporcionaba su propio Biju para defenderse de cualquier enemigo que los persiguiera.

Algunos de los Jinchuriki actuales habían participado durante la Tercera Gran Guerra Ninja, llegando incluso algunos a ver el final de la Segunda Gran Guerra Ninja, dándoles el escenario donde perfeccionar sus habilidades y llevarlas a un punto donde no sería necesario de ningún instructor para poder sobrevivir.

Actualmente en Konoha, en el Campo de Entrenamiento Número 7, se encontraban algunas personas escondidas detrás de los arbustos, observando la prueba que habían puesto a uno de los miembros del desecho Equipo 7 de Konoha y el encargado de hacer la prueba, había sido el mentor de ambos chicos del Equipo 7.

El hombre se había afeitado su desordenada barba y había cambiad su destrozado uniforme por uno nuevo. El cabello permanecía completamente desordenado, como una explosión sobre la cabeza del hombro y único ojo visible parecía brillar al mirar al joven que estaba frente a él, con una versión más oscura de su vestimenta de preadolescente.

―Has crecido en tres años, Menma.

El joven frente al jonin de Konoha era una versión adolescente de Namikaze Menma, el hijo de Minato y Kushina, el cual combinaba los rasgos de ambos dando un aspecto ligeramente similar al del Yondaime Hokage cuando era joven, salvo que con unas pequeñas diferencias en los rasgos del rostro.

―Naruto-sensei.

Los brillantes ojos azules del hijo del Yondaime esteban clavados en la figura que fue su mentor durante el periodo de los exámenes chunin. Había sido una de las personas que había ayudado a cambiar su mentalidad, a hacerlo mejor en muchos de los aspectos en los que fracasó siendo joven y era una de sus figuras a seguir, uno de aquellos hombres en los que quería convertirse.

―No veo ego en esa medio sonrisa idiota tuya―el Senju movió el senbon entre sus dientes―. Eso es un cambio para el mocoso arrogante que conocí siendo un estúpido genin.

―¡Ja! Voy a demostrar lo que aprendí con Ero-sennin en estos tres años. ¡Voy a superarlo, Naruto-sensei!

El único ojo visible del hijo de los Sannin brilló con una tonalidad intensas, como si las palabras del adolescente de dieciséis años hubieran encendido algo dentro del jonin, como si las palabras lo hubieran empujado.