A.N.B.U: El Último Senju

Tres Años

Tres años. Tres años habían pasado desde la invasión organizada de Orochimaru contra Konoha. Tres años habían pasado desde la marcha del hijo menor del Yondaime Hokage a su viaje de entrenamiento. Tres años habían pasado desde la nueva alianza entre la aldea de la hoja y la aldea de la arena, formalizando y afianzando dicha alianza con un matrimonio entre dos de sus mejores shinobi: la princesa de la arena Sabaku no Temari y Senju Naruto, más conocido como Akame no ANBU de Konohagakure no Sato, el letal ANBU que había puesto final a la guerra civil de Kirigakure, el ANBU que había derrotado al resurgido País del Cielo; el ANBU que derrotó al traidor que destrozó la aldea de Kiri y el ANBU que derrotó a la organización conocida como Yōki (Vasija) y, aunque en estas misiones no estuvo solo pues tuvo la ayuda de sus compañeros, el Akame no ANBU de los Black ANBU de Konoha había creado un legado que estaba sobre sus espaldas. Un legado lleno de sangre y muerte que lo acompañaba lentamente por su vida y que rodeaba a todos aquellos que estuvieran cerca de él.

Los tres años que pasaron entre la invasión fracasada de Orochimaru y el punto actual en el que se encontraba Konohagakure no Sato, estuvieron llenos de enfrentamientos constantes, de guerras que involucraron directamente a la aldea escondida entre las hojas y de compañeros muertos que dieron sus vidas en aquellos enfrentamientos y que eran ahora recordados por todos sus compañeros y familiares. Incluso aquellos que no los conocían, rezaban y recordaban a aquellos hombres y mujeres que dieron la vida para protegerlos de los enemigos, de aquellos que rompieron su paz y que quisieron llenar con sangre sus hogares.

Pero, no todo fue malo.

Con la boda entre la princesa de la arena y el legendario Akame no ANBU, la paz entre el País del Viento y el País del Fuego solo hizo fortalecerse, creando lazos entre los dos países que ninguno de ellos quería romper por las consecuencias futuras. Tampoco nadie quería causar la ira de la Princesa de las Babosas Senju Tsunade o de su hijo, quien era el legendario Akame no ANBU, algo que su propia madre no sospechaba y que tanto su hijo como el compañero de ella y padre del muchacho, jamás dirían. Querían mantener sus vidas aun por un tiempo.

En la actualidad, tres años después en los que Konoha se vio envuelta en enfrentamientos constantes, ahora se alzaba de nuevo rodeada de bosques, siendo bañada por los cálidos rayos del sol y por las aves revoloteando sobre la misma aldea, pasando entre los edificios de aquella radiante aldea y creando un clima cálido para sus habitantes.

Konoha había vuelto a su estado de gloria anterior a la invasión. Todas las pérdidas materiales fueron repuestas con los años y las pérdidas humanas solo quedaban en el recuerdo; un recuerdo que aun acompañaba a todos sus habitantes. Ni uno solo dejaba atrás el recuerdo de algún amigo o compañero que dio la vida por la aldea, porque no fueron pocos y solo serían una escoria si olvidaban a aquellos que murieron por ellos mismos.

―¡Espera un poco!

Corriendo por las concurridas calles, una chica de cabello rojo como la misma sangre intentaba alcanzar a alguien. Era una joven hermosa, de cabello formado por hilos del destino, con ojos índigos que expresaban un brillo lleno de vida y una piel clara que hacía recordar a una bella muñeca de marfil.

Esta joven era Namikaze Mito, o más bien Uzumaki Mito tras tomar el puesto de cabeza del clan Uzumaki dentro de Konoha gracias a sus esfuerzos y ascensos dentro del sistema shinobi de la aldea. La chica era ahora una jōnin de élite y una capitán de un pequeño escuadrón de ANBU recién formado bajo la vigilancia de uno de los miembros de Black ANBU, creando un sistema con ello de subdivisiones gestionado por el mismo ex Kage Namikaze Minato, quien tomó el puesto por las insistencias de la Godaime Hokage.

Mito era hija de Uzumaki Kushina y del mismo Namikaze Minato, lo que la hacía muy querida por todas las personas dentro de Konoha. Pero todo ello no se debía a ser hija de dos leyendas. Ella misma, por derecho propio, había logrado alcanzar metas que muchos dentro del sistema shinobi soñaban con alcanzar.