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Joaquin
Solte un ultimo gemido, sintiéndome desfallecer por el reciente orgasmo. Ivo, quien estaba todavía sobre mi, respiraba agitado, mientras me miraba.
Sonrei levemente y levante mi cabeza, atrapando sus labios con los mios y dejando un casto beso. La musica todavia se escuchaba afuera de la habitación, haciendonos saber que la joda todavia seguia.
Mire con confusión a Khea al ver que no se había levantado para cambiarse e irse. En cambio, se había echado al lado mío y tapado con las frazadas desde su cintura hacia abajo.
— ¿Que me miras? - su voz me saco de mis pensamientos.
— ¿Te vas a quedar?
— Me quedo porque me da paja levantarme, no pienses nada raro. - Se dio vuelta, dándome la espalda.
Una carcajada escapo de mi boca.
— Yo no dije nada, bobo. - No me contesto. Sin pensarlo, me acerque mas hacia el y lo abrace, pegándome bien contra su espalda.
— Epa ¿que hacemos? - giro levemente su cabeza, tratando de mirarme.
— Tengo frío. - Su cuerpo temblo al sentir mi aliento en su espalda. Sonreí por esa reacción.
— Tapate con el acolchado, sali. - No conteste. - ¿Ya te dormiste? Tenes menos aguante que mi abuela de 78. - Le di una patada. - ¡La concha de tu madre!
— Por pelotudo. - Lo aprete mas contra mi. - Ahora cerra la cola que quiero dormir.
No se quejo mas, por lo que cerré los ojos y me dedique a dormir.
[...]
Sentí algo pasando por mi cintura, logrando que me despierte. Abri los ojos lentamente, encontrándome de frente con el rostro del rubio.
Tenia sus ojos cerrados y su expresión estaba relajada. Parecía un santo. Detalle cada rasgo de su rostro con mi mirada, guardando todo en mi memoria.
Note que sus ojos se estaban abriendo por lo que aparte mi mirada rápidamente. Llevo una de sus manos a sus ojos, refregándolos.
Me miro, para después mirar como me tenia abrazado. Derrepente me soltó como si el tocarme le quemase. Bostezo, dándose vuelta y, supongo, volviéndose a dormir.
Suspiré, con mi mirada fija en su espalda. El sonido de mi celular me saco de mis pensamientos. Me senté sobre la cama y me estire hasta la mesita de luz, agarrándolo.
Mi cuerpo se tenso al notar que tenia cinco llamadas perdidas y un par de mensajes de Valentin. Abri su chat y lei los mensajes.
