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Joaquin
— Y eso fue lo que paso. - Termine de contarle a Julieta, con quien estaba por llamada.
— ¡Son soulmates! - grito, creo que me rompio un timpano.
— ¿Soul que? - fruncí el ceño.
— Soulmates, o almas gemelas en español. - Explico. - Están destinados a estar juntos.
— ¿Que decís? Es casualidad. - Trate de restarle importancia.
— Joaco, se conocen desde chiquitos. Por motivos de la vida tuvieron que separarse, pero 15 años después el destino los vuelve a unir. - Mire el paisaje de la ciudad que se veía desde la ventana del comedor, mientras escuchaba lo que decía.
— Si, puede ser... - murmure. El sonido del timbre llamo mi atención. - A ver, bancame.
Camine hacia la puerta y mire por el orificio de la puerta. Mi cuerpo se tenso al ver a Ivo del otro lado. En completo silencio me aleje de la puerta.
— Esta acá. - Susurre.
— ¿Que? ¿quien? - pregunto Juli.
— Ivo, esta aca. - Grite/susurre. - ¿Como pija supo el numero de mi departamento?
— Em, puede ser que yo haya tenido que ver en eso. - Escuche otro timbrazo.
— ¡¿Que?! Te voy a matar. - Hable entre dientes.
— Deja de ser tan cagon y enfréntalo. - Exigió. - Chauchis, te amo. - Dicho esto corto.
En cualquier momento cometo asesinato. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. Trague duro, mis manos sudaban y no podía controlar mis nervios.
A paso de robot me acerque a la puerta. Agarre la manija de la puerta, suspire y abrí la puerta. Los ojos café recayeron sobre mi.
— Hola. - Saludo, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
— Hola. - Me apoye contra la puerta, sonriendo leve.
— ¿Estas solo? - alzo su ceja, mirando al interior del depto.
se acerco hacia mi, agarro mi cintura con sus manos y junto sus labios a los míos. Deje una de mis manos en la puerta y la otra la lleve hacia su nuca, donde deje leves caricias.
Me empujo, haciendo que camine hacia atrás, sin dejar el beso. Cerré la puerta e Ivo me apoyo contra esta. Su mano subió por mi brazo izquierdo, llegando a mi muñeca y tocando la pulsera. Mi piel se erizó debido a su tacto.
Sin soltar mi muñeca, se separo lentamente, mirándome.
— Tenemos que hablar, ¿no te parece? - murmuro, sin apartar mi mirada de sus ojos asentí.
