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Joaquin
Me encontraba completamente tenso. Después de esa magnifica revelación sobre Ivo y Valentin, nos sentamos todos en la mesa para comer.
Aunque lo intente, no podía hacerlo. La situación me había sacado el apetito por completo. Valen se encontraba charlando con Angel (el padre de Ivo), Axel y Karina (la madre de Ivo).
Thomas y Maria se encontraban hablando entre ellos, debes en cuando largaban alguna carcajada.
Una mano en mi pierna me saco de mis pensamientos. Gire mi cabeza e Ivo seguía comiendo tranquilamente, como si no tuviera su mano en mi muslo.
Porque si, para mi mala suerte me había tocado sentarme al lado de el. De forma discreta, agarre la mano del rubio y la saque de donde estaba, dedicándole una mirada severa.
Lo único que recibí de su parte fue una sonrisa burlona y su mano nuevamente en mi pierna, solo que esta vez iba subiendo lentamente. Harto de sus juegos, agarre su mano y entrelace mis dedos con los suyos.
Lo mire de reojo y pude ver una sonrisa victoriosa y dulce en su boca. Mordí mi labio, tratando de ocultar una sonrisa.
— Joaquin. - Karina me hablo, la mire. - ¿Como se conocieron Valentin y vos?
Sentí la mano de Ivo tensarse y pude ver de reojo como una mueca de molestia se formaba en su rostro.
— Nos conocemos desde primer año de secundaria. - Hable. - En 5to año nos pusimos de novios, y cuando cumpli 21 nos fuimos a vivir juntos a un depto.
— Que linda historia. - Sonrió dulce. — Contame de vos; ¿Donde naciste? ¿Cuantos años tenes? Esas cosas.
— Nací acá en Argentina y vivi siempre. Tengo 22. - Conté. - Soy hijo único, mi mamá falleció hace 5 años y a mi papá nunca lo conocí. - Sonreí triste, Ivo a mi lado me dio un leve apretón de manos, para después dejar caricias con su pulgar. - Trabajo siendo fotógrafo en la empresa de una amiga.
— ¿Cual empresa? Si se puede saber claro.
— La empresa Cazzuchelli.
— Ah, la conozco. - Asintio. - Todos sus fotógrafos hacen muy buenas fotografias, si algun dia necesito de su servicio, pedire que usted sea nuestro fotografo.
Sonreí enternecido, dios la amo.
— Por favor, tuitéeme. - Pedi. - Y seria un honor trabajar para usted.
Karina me sonrió y asintio con su cabeza. Voltee a ver a Ivo, quien me miraba con una sonrisa de bobo en su boca y sus ojos brillantes.
Derrepente la música clásica cambio por una lenta, perfecta para el típico baile lento de las películas.
Khea miro a la pista de baile, donde habian varias parejas bailando, y devolvio su mirada a mi.
— ¿Me permite esta pieza, joven Cordovero? - pregunto, como si fuera una película.
