Capitulo XXXIII: Marujeando

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................ Nathy ......................

Había pasado un mes, y al fin regresaba mi hermana de su luna de miel, a pesar de que había hablado con ella casi todos los días, no era lo mismo. Sabía que tenía que regresar a ser la que un día fui, y me daba miedo, hasta que comprobé que mi miedo había desaparecido... por completo. Estaba enamorada como jamás lo había estado, y el amor era correspondido, haciendo desaparecer a todos mis fantasmas.

Me siento liberada, feliz, tremendamente feliz, tal vez pueda resultar extraño.. pero puedo asegurar que Richard es el hombre de mi vida.

- Cielo, ¿en que piensas? - me dice Richard haciendo que lo mire, me mira un segundo y vuelve a mirar la carretera, vuelve a mirarme, está esperando a que le conteste. Pero yo estoy muy “ocupada” admirándole, contemplando como un hombre tan sexy es mio.... solo mio.- Nathy, ¿Estás bien?

- Estupendamente – me sonríe, suspira y cogiendo mi mano la lleva a sus labios. - Como siempre que estoy contigo. - su sonrisa se ensancha enormemente, me mira y me dice:

- Te amo princesa.

- Y yo a ti amor.

Sin darme cuenta me encuentro en el aeropuerto, bajamos del coche, miro el reloj para darme cuenta de que aun no son horas.... La puntualidad no ha sido jamás mi fuerte, pero Richard es bastante puntual...y me hace serlo a mi....A LA FUERZA.

Cogidos de la mano, avanzamos por el aeropuerto lleno de gente, unos que llegan, otros que se van. Llegamos a la zona destinada a esperar, y miré como se reencontraba la gente, pensé en mi, cuando llegué de Londres, no había nadie esperándome, porque así lo decidí yo. Entonces me sorprendí dándome cuenta de que en apenas tres meses no era la misma, que jamás me había sentido más plena y que no cambiaría mi relación con Richard por nada del mundo. Miré al hombre que tenía a mi lado y me estaba mirando con una mirada que irradiaba amor, sin previo aviso me tiré a sus labios, besándole apasionadamente, como si hubiese siglos que no nos veíamos. Cualquiera que nos viese creería que acabábamos de reencontrarnos por el escándalo que hacíamos, pero lo amo y no tengo que esconderme de nadie.

Me separé porque la gente me apretujaba demasiado, había llegado el avión de Eli y Jack...

- Eliiiiiiiii- grité al verla.

- Nathyyyyyyy – dijo ella, miró a Jack y este le sonrió, empezando a correr hacia mi.

Nos fundimos en un abrazo, me hacía falta, mucha falta.

- No sabes cuanto extrañé esto... Gracias por volver...

- Si fuiste tu la que.... - entonces me di cuenta, había notado mi cambio, volvía a ser yo, la tierna (jamás tanto como ella), la que se mostraba cariñosa con todo el mundo, la que decía cualquier cosa a cualquiera... la que no tenía pelos en la lengua, esa misma. -Si he vuelto.

- Debo darle las gracias a alguien.... ¿no?

- ¿Quien me lo diría? El mujeriego más grande.... después de Jack, claro....

- Hermanita...¿que le hacemos a los pobres? - dije yo riéndome.

- Mañana vienes a casa, tengo que enseñarte la ropita que compré para tu sobrina y me cuentas como te enamoraste.... ehhh...Me debes muchas conversaciones...

- Alli estaré, ahora debemos ir a casa de nuestros padres, tenéis una mini-fiesta...

- ¿Mini-Fiesta? ¿Con mama por medio? De mini no tiene nada....!!!!!!!!!

Nos comenzamos a reir, cogidas de la mano, ni paramos al escuchar a dos decir:

- Son hermanas... - y se unieron a nuestras risas por su coincidencia...

Siempre te he esperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora