Anhelo

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Perspectiva de Yongsun:

Tengo la misma sensación que cuando soñé con ella. Pensé que sería algo que solo pasaría en mi mente, pero no, ¡no! Y ahora mismo tengo ganas de gritar de la emoción.
Muerdo mi lengua muy despacio, debo contestar aunque la respuesta sea obvia «consentimiento no lo olvides»:

— Está bien.

Postro más firmes mis pies sobre el suelo para disimular mi miedo, acaricia mi mejilla justo como hace un instante. «Sus manos son tan suaves», la manera en que me acaricia me hace cerrar los ojos «jamás sentí una caricia tan cuidadosa y cargada de cariño al mismo tiempo, ojalá yo algún día le haga sentir lo que ella me provoca».
Sus yemas pasan de mi mejilla a mi cabello:

— Tienes un cabello tan sedoso...

Inevitable reír ante ello:

— Sí, procuro cuidarlo. —Abro los ojos y ella está casi analizando mi cabello con su tacto, baja a mí cuello y se desliza a mi hombro,  mi nerviosismo vuelve—.

Muy despacio se acerca y besa mi mejilla:

— Yongsun.
— ¿Uhm...? —Detesto mi impaciencia de querer todo de una vez—.

Puedo sentirla tan cerca... Siento algo extraño en mi vientre y un calor acompañado con un hormigueo en mis rodillas. Cierro los ojos, sus labios besan la punta de mi naríz con cariño:

— ¿Sí sabes que me gustas? —Baja la cabeza y ahora su nariz acaricia la mía—.

Sus labios suspiran muy cerca de los míos.
La calidez de su respiración está encendiendo mi alma, «de no hacer algo ya, podría consumirne»
Su mano permanece en mi hombro y la otra la ha puesto en mi cintura, de alguna manera me tiene por completo.

Respira profundo, se acerca todavía más, sus manos pasan a sostener con firmeza mi rostro, sus labios rozan los míos, dándome un cosquilleo interno y externo. Despacio abre ligeramente sus labios dándome un tacto suave como el rocío de la mañana, al momento de dejar de ser solo tacto, viene la tormenta.

— De verdad me gustas mucho. —Indica sobre mi boca—.

Sus labios capturan los míos como si los conociera de toda la vida, su habilidad está empezando a derretirme, aprieto las piernas.
Jamás anhelé tanto un beso.
Sus movimientos están cargados de dulzura, agilidad, su sabor tan único... Incluso el ritmo es perfecto.
«¿Cómo puede ser tan buena?»
Es todo lo que buscas al momento de besar a alguien.

Siento mi cuerpo contraerse, como si hubiera besado mi espina dorsal, pero no. Simplemente me ha dado un beso, un beso que me lleva a preguntarme que tanto le provocaría su boca a mi cuerpo.

Nos fundimos en el tacto, la emoción, la adrenalina y el deseo de llegar a este punto están empezando a consumirme.
Siento la punta de su lengua redibujar la comisura de mis labios. «No quiebres el único hilo de cordura que me queda, no aquí ».
Se aleja unos milímetros y me habla:

— Disculpa, es sólo qué... —Su pecho sube y baja a causa de su respiración agitada, su sonrisa permanece aunque su boca esté jadeando—.
— Ya. —Envuelvo su cuello con mis brazos para poder besarla— no sabes cuánto tiempo esperé por esto.

Me balanceo sobre ella sin subirmele encima, esta vez sus manos están en mi cintura, «tengo tantas ganas de que me cargue sobre sus piernas, pero estamos en un jardín, por favor contrólate».
Acaricia despacio mi cuerpo y yo me siento en lumbre, con mucha destreza empieza a acariciar mi cuello, haciéndome contraer «nunca dudes del tacto de alguien que debe vivir de ello», casi en contra de mi voluntad me alejo, no porque quiera, sino porque este no es lugar.

Sé que lo ha entendido.
Suspirar con una ligera sonrisa y aleja sus manos de mi cuerpo, dejando marcas como si hubiera un espacio desde ahora en adelante para sus manos, únicamente las suyas.
Las cuáles pasan con discreción sobre sus jeans «no he notado en absoluto su nerviosismo y aún así, está quitándose el sudor».

Muy despacio, con un movimiento dudoso, acerca su mano derecha a su cara y comienza a quitarse los lentes.
«Oh por Dios»...

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora