Desorbitante

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Perspectiva de Yongsun:

¿Por qué deberías sentir vergüenza de algo tan bonito? Además, sé qué no hay manera de que ella acepte otra respuesta pero de verdad no me siento capaz de tomar su mano frente a mi jefa, quién está mirando atenta nuestra interacción. Decido tomarla del brazo como la primera vez que salimos:

— Tú me indicas dónde es.  —Hablo despacio—.
— Que raro, usualmente es al revés. —Se ríe enérgicamente, haciéndonos reír también a nosotras—.

Salimos de la florería, el frío clima nos recibe al punto de darme cuenta que debía tomar un suéter más grueso para hoy.
Momentánea suelto su brazo para mirar la hora en mi teléfono.
Ella detiene el paso, quizá asumió que algo pasaba:

— ¿Está todo bien?
— Sí, solo quería ver la hora.
— De acuerdo.

Así como antes de salir, extiende su mano, no puedo esperar más para tomarla.
Con cuidado tomo su mano y ella me sostiene un poco más fuerte que yo.
Volteo y ella me sonríe «casi tan igual que en mi sueño».

— ¿Iremos caminando?
— No, solo caminaremos a la estación, ahí tomaremos el tren.
— ¿Tren? ¿Qué tan lejos es?
— ¿Tenías planes para hoy? ¡Es verdad! Sólo llegué y no te pregunté nada respecto a tus tiempos, discúlpame.
— No, no te disculpes. No tengo nada para hoy, sólo que pensé que por tener que tomar el tren es lejos.
— No lo es, son cuatro estaciones.
— ¿No sería mejor tomar un taxi?
— Probablemente sí, pero el tren nos deja más cerca.

«El taxi te dejará justo delante de la casa, pero está bien» pienso para mí, preguntándome cuál será su verdadera intención.

— ¿Has tomado el tren en ésta dirección? —Pregunta al sacar una tarjeta  de su cartera—.
— Si te soy honesta es la primera vez que usaré el tren.
— ¿De verdad?
— Sí, nunca lo he tomado, no sé cómo funciona.
— Bueno, no es mucho. Sólo pagas con la tarjeta y bajas donde indicaste, ten cuidado con pasarte, podrían multarte de ver qué pagaste por bajar en un lugar y bajas más adelante.

Pasamos a la estación y nos quedamos en los asientos de espera, de alguna manera me emociona mucho todo esto, soy fan de las experiencias nuevas, más cuando hay alguien increíble a mi lado.
Su mano no ha dejado de sostener a la mía.
Cuando por fin llega el tren, entramos juntas y nos sentamos con los asientos que dan a la ventana, una a cada lado, ella está delante mío.

La pequeña mesa nos separa, ella se ve tan tranquila y feliz, su codo está recargado en el borde de la ventana, sus lentes negros y su mano sosteniendo su mentón, «me gusta tanto esta mujer».

— Yongsun.
— ¿Qué pasa?

Entramos a un túnel bastante obscuro, las luces tenues del mismo tren me dejan atontada por la escena de verla a casi penumbra.
Pongo atención a las venas que resaltan en sus delgadas manos, miro hacia arriba y noto sus clavículas muy marcadas, su cara es muy perfilada, la escena es desorbitante.

— ¿Conoces la magnolia?
— Claro, es una de mis flores favoritas, ¿por qué?

Estamos a punto de salir del túnel, la luz lo advierte, yo quisiera poder verla así siempre «incluso puede que con menos cosas (?)».
Giro un poco la cabeza, esa costumbre de hacer ese movimiento como queriendo sacudir el pensamiento que acaba de atravesar.

— Por eso era necesario tomar el tren.

Ella sonríe y la vista se hace clara a mi, miro a la ventana y estamos pasando delante de un jardín lleno de árboles de Magnolia.
Me quedo atónita la comenzar a ver la perfección de todo el cuadro, hectáreas llenas de magnolias. No puedo percibir el olor pero apuesto a que es embriagante, la iluminación en particular de hoy hace que se vea como una escena de película.

Las estaciones son cortas, llegamos a nuestro destino:

— Ven, no es muy lejos de aquí.
— ¿Has venido antes aquí?
— No, hace poco Jung cambió de domicilio.
— Espera, si no has venido antes, ¿ella vendrá a encontrarnos?

Su teléfono empieza a sonar e indica "llamada de Jung"
Muestra su celular como diciendo "justo es ella".

— Hola.
— Ya te vi, llego en dos minutos.

Byul cuelga y en seguida llega, es una chica delgada con el cabello lacio, es más baja de estatura que nosotras, me da de alguna forma ternura:

— Hola.

Saludamos a Jung con una reverencia.

— Estamos muy cerca, Byul, ¿cómo te sientes?
— De maravilla.
— Déjame tomar tu brazo para... — Ella voltea y nota que estamos tomadas de las manos «¡Ni siquiera recuerdo en que momento se dio la acción o si la tomé yo!» un poco apenada estoy a punto de soltarla cuando ella contesta:

— ¡No! No te preocupes, no pasa nada. ¿Cuál es tu nombre?
— Oh, yo... Soy Yongsun.
— Es un gusto conocerte, soy Jung Whee In. Tu puedes guiar a Byul, y yo las guiaré a ambas, ¿está bien?

Asiento con la cabeza y camino siguiendo sus pasos y Byul, a su vez, hace lo mismo.

Un par de cuadras y llegamos a un apartamento pequeño al estilo japonés:

— Sean bienvenidas, la exposición está en la sala, yo estaré en la cocina por si necesitan algo.
— De acuerdo, muchas gracias. —Le doy una sonrisa cálida a Whee In—.
— Gracias por hacer esto realidad. —Byul dice con un tono muy peculiar «creo que retuvo las lágrimas»—.

Jung hace una reverencia y camina a mi lado, pero demasiado cerca, me confunde un poco hasta que siento que acerca algo a mi mano, yo lo recibo y noto que es una hoja, o más precisamente, una carta.

Pienso un momento.

Me ha dado una carta porque Byul no puede escuchar, ¿qué podría decir?
¿Por qué debería darme una carta?

Sin soltar a Byul y con la mayor discreción posible en cuanto al ruido, poco a poco voy abriéndola para encontrarme con una letra cursiva que indica lo siguiente:

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora