Blind Love

Imprevisto

— ¿Condición? ¿Que te llame de "tú"?

Río ante su comentario y niego con la cabeza.

— ¿Cuál es tu condición?
— Debes ser completamente transparente conmigo, no importa que tan raras sean tus preguntas, quiero descubrir que hay dentro de tu cabeza, quiero contestar a tus dudas, por favor, no te detengas de decir algo al pensar que podría herirme o molestarme, sé honesta, es lo único que te pediré.
— De acuerdo, ¿qué te parece si salimos hoy?
—¿Hoy?

«No pasó por mi mente en ningún momento».

— Claro, si gustas y no tienes inconvenientes.
— Pues... —Lo pienso un poco más— no sé si sea una buena idea, ha sido muy imprevisto.
— Oye.

Su voz suena un poco más golpeada, como cuando te llama sospechosamente tu jefe después de haber llegado tarde a la oficina.

— ¿Uh?
— Quiero que sepas que no siento lástima por ti y no es por un motivo similar que estoy aceptando tu invitación, lo hago porque me interesas, quiero conocerte, porque detrás de esas gafas, sé qué hay una persona con un millón de cosas que contar.
— Descuida, realmente yo...
— Byul. —Me interrumpe—.

La forma en qué dice mi nombre me paraliza por completo, no puedo hacer nada más que atender a su llamado:

— Yongsun.
— ¿Cuando fue la última vez que besaste a alguien?
— ¡¿Qué?!

Mis manos empiezan a sudar.

— Bueno, dijiste que te hablara sin filtros de lo que estoy pensando.
— No creí que te tomara tan poco tiempo hacerlo.
— ¿Está mal?

Su voz suena entre preocupada y a punto de reír.

— No —Sonrío— en absoluto.
— Entonces quisiera saber.
— Bueno, ya tiene algún tiempo... —Con discreción seco mis manos en mis jeans—.
— Supongo que ha de ser mejor... Las sensaciones son más intensas cuando un sentido está ausente...
— En eso tienes toda la razón.
— ¿Cuánto tiempo dijiste? —Se mantiene firme en su propósito de obtener una respuesta—.
— Bueno, la última vez fue reciente a mi accidente.
— ¿Algunos meses?
— Si, aproximadamente seis...
— ¿De verdad tanto tiempo?
— No soy alguien que busque desesperadamente con quién compartirse, ¿sabes? Tengo mil cosas en la cabeza, repasar las cosas que ya sé para no olvidarlas, comprar las cosas que necesito, cambiar mi dinero a billetes de 20 dólares, además...
— Oye, es verdad. La vez que fuiste a la florería pagaste con billetes de 20 dólares, ¿por qué?
— Así tengo un control más adecuado de cuánto dinero tengo disponible o en mi cartera.
—¡Eres tan misteriosa! Tampoco me imaginé que te gustara Vivaldi. Me siento muy cómoda contigo.
—Es bueno escuchar eso...

Me hace sentir algo de paz aunque siga nerviosa, cuando habla, siento que en verdad todo está bien.

— Doctora Byul, ¿cuánto le debo?

Casi lo había olvidado.

— Son 180 wones.
— Bien, aquí tienes.

Pone sobre mi mano un billete que no puedo distinguir:

— Disculpa, podrías decirme, ¿qué valor tiene?
— El que equivale a tu trabajo, ¿nos vamos?
— ¡¿Ahora?!
— ¿Qué pasa?
— Bueno, la verdad... —Guardo el billete en la bolsa de mis jeans y acomodo mi cabello— la última vez que salí sola fue cuando compré las flores, y tú lo viste, ¡tuve que estar tentando todo! Salir hoy me...
— Pero no estás sola.

No contesto. De verdad me agrada Yongsun, pero al final sólo sé que es curiosa, que trabaja en una florería y que se lastimó la mano, ¿cómo podría confiar en ella? Quizá nunca ha guiado a una persona ciega, es muy arriesgado salir en este momento.