Durante la semana he tenido bastante trabajo, la última clienta ha estado recomendándome y he atendido desde adultos mayores hasta niños.
Me siento aliviada, pues no había estado trabajando y el dinero de emergencia estaba pronto a terminarse, el trabajo me ha caído muy bien económicamente hablando y también en el ámbito social.
Aunque me divierto y me la paso bien con Jung, siempre necesito hablar con más personas, qué mejor si son nuevas.Últimamente he recibido muchos halagos a mi trabajo y a mis "nardos", no quisiera presumir, pero yo también me siento orgullosa de ambos.
Jung y yo estamos tomando té antes de que ella se vaya, son las 7PM.
El estridente sonido del teléfono lástima mis oídos «debo cambiar ese teléfono cuánto antes».Jung se levanta y contesta el viejo teléfono de disco. «¿Por qué tengo ese teléfono aún?».
Por la forma en que está hablando sé qué es una persona deseando hacer una cita.
«¿Debería pagarle más ahora que también es mi secretaria?»— Byul.
— ¿Qué pasa? —Dejo la tasa de té sobre la pequeña mesa—.
— ¿Tienes espacio para una cita mañana?
— Jung, tu sabes que los domingos son día de descanso, incluso para ti.
— Lo sé, pero es alguien que dice que no podría soportar un día más el dolor.
— ¿Te ha dicho dónde se lastimó?
— La mano derecha.Vaya, que martirio.
Pienso un momento, de verdad que no me gusta en nada la idea de tener que renunciar a una parte de mí día de descanso, pero si yo tuviera la mano derecha lastimada también estaría desesperada.
Suspiro pesado:— Dile que venga por la mañana.
Jung no contesta a mi frase, pero sí da indicaciones a la otra persona a través de la línea. Indica que a las 8 será su cita, agradece y cuelga:
— ¿Necesitas que venga mañana?
— No, puedo hacerlo yo sola.
— ¿Estás segura?En su voz se escucha la desidia de si debería dejarme sola o no.
— No te preocupes, todo está bien. Solo recuérdame el próximo lunes cambiar ese teléfono.
— ¡Pero es muy bonito!
— ¡Y acabará con mis oídos!Ambas reímos, en seguida vuelve a hablar:
— La cita es a las 8, mano derecha, al parecer es un esguince.
— ¿A quién atenderé?
— Kim Yongsun.
— Espero no olvidarme de su nombre.
— No lo harás.Escucho como toma su taza y después de beber, la deja sobre la mesa:
— Debo irme.
— Solo ayúdame con estas tazas por favor.Se levanta y va a la cocina a lavarlas.
Yo me levanto de la silla y saco mi cartera para pagarle la semana, qué pensándolo bien, sí le pagaré un poco más, realmente es de mucha ayuda para mí.
A los pocos instantes la escucho acercarse:
—Aquí tienes tu paga —Recibe el dinero—.
— Pero Byul... Me estás dando más dinero que mi salario.
— Si, lo sé, ¿está bien así?
— No puedo aceptarlo.
— No, por favor. Acéptalo, realmente me has ayudado mucho esta semana.
— Pero...
— No lo pienses tanto, sólo acéptalo. Es una remuneración de tu trabajo.Le doy una sonrisa cálida.
— Muchas gracias, de verdad.
— Gracias a ti, por hacer de esta vida algo más manejable.No puedo verla pero sé que está sonriendo:
— Ahora sí debo irme.
— Ve con cuidado, nos veremos el lunes.La acompaño a la puerta, ella se va y yo regreso al sillón.
«Yongsun, ¿será la única Yongsun que conozco? ¿Que le habrá pasado? ¡Ah! A las ocho, deberé levantarme más temprano para poder desayunar, que dolor de cabeza tener que madrugar en pleno domingo».
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Blind Love
Fanfiction"Pero de entre todo ésto, mí corazón fue cegado ante tu encanto". MoonSun.