Genuino

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Perspectiva de Yongsun:

Algo nerviosa detengo su mano con la mía:

— No tienes que hacerlo.
— Quiero hacerlo, — Su mano continúa con su mando y yo me siento incapaz de detenerla de nuevo— Yongsun...

La miro a los ojos, me daba curiosidad conocerlos. Sus ojos son color avellana, sin embargo, su córnea es grisácea aunque en un nivel muy moderado. Me asusta un poco «No es muy común, es la primera vez que veo algo similar» y aún así, logro capturar la belleza en su mirada.
Se siente como si me estuvieran analizando en este momento, pese a que sé que no puede verme, tengo la sensación de que me ve hasta los huesos.

— Esto es lo que soy. Sé que has planteado la oportunidad de cambiarlo y de verdad lo voy a considerar, pero mientras tanto, la persona que estás viendo es alguien que siempre va a existir, así sea sólo en recuerdos.

Tengo sentimientos encontrados, siento ganas de decirle mil cosas, pero quizá con una acción sea suficiente.
Me acerco a ella y acaricio su cara, la sostengo con ambas manos y doy un beso sobre su sien:

— Siempre serás la persona que me robó el corazón. Yo también sé quién eres, qué puedas hacer o no, no influye en mis sentimientos por ti.

Ella ante mi cercanía, como un acto-reflejo cierras sus ojos:

— No importa quién seas para el mundo, si te tengo conmigo realmente no puedo pedir nada más. — Tomo la oportunidad para besar cada uno de sus párpados— Te lo dije desde un principio, yo no me acerqué a ti por lástima ni morbo, ni nada similar. —Recargo mi frente en la suya— Lo que sentí por ti desde que te conocí fue algo genuino.

Ella pasa saliva, por la gesticulación sé qué ha sido algo profundo, «si ella llora, fácilmente yo también me quebraré», se acerca y me abraza, pone su rostro en el hueco de mi cuello. Literalmente me está inhalando.
Acaricio su cabello con afecto «ya no siento la necesidad de decirle que vayamos a mi casa, cuando menos no como lo veía hace un momento».

Tomo sus lentes que dejó de lado:

— Ten cariño, necesitas esto.

No dice nada, simplemente recibe los lentes y se los pone, vuelve a recargar su cabeza sobre mi hombro.
Me siento conmovida, esa acción.
Esa simple acción fue más significativa que haberse entregado físicamente a mí, con esa acción se entregó por completo sin necesidad de hacer nada más, me siento atónita ante todo.
No puedo creer lo valiente que es.

— Parece que tú corazón está por salirse. —Indica y sonríe con intención de romper la tensión que se acaba de generar—.
— Puedo decir lo mismo. —Acomodo mi cabello—.
— No sé si te gustaría ir a mi casa... —Se quita de sobre mi hombro—.

«¿Qué intenciones tienes?» Sonrío ante lo que posiblemente ella podría estar pensando, me limito a contestar:

— Sí me gustaría.
— Bien, — Rápidamente se levanta y estira su brazo— entonces vamos.

Tomo su mano en vez de su brazo, aunque se sorprendió no fue la misma reacción de veces anteriores, empieza a asimilarlo.

Caminamos a su paso hasta su casa, en el camino hubo algunas preguntas como "¿Estamos cerca de la cafetería?", "¿Ya pasamos la alameda central?" Y demás para que se ubicara dónde estábamos.

Muerdo muy lentamente la punta de mi lengua, estamos en la entrada de su casa:

— Gracias por acompañarme hasta aquí.

Toma una respiración profunda, como preparándose para lo que está a punto de decir, tomo los bordes de su ropa para acercarla a mí y le doy un beso en su mejilla:

— Gracias a ti por tanto... Debo irme pero antes, debes saber que te quiero.

Suelto su ropa y ella pone su mano sobre su piel donde hace un instante se posaron mis labios y baja ligeramente la cabeza:

— Yo también te quiero.

Sonrío y me doy media vuelta dispuesta a irme, su voz me detiene:

— Oye.

Volteo para contestar:

— ¿Qué pasa?
— ¿Podríamos volver a encontrarnos? Me gusta estar contigo...
— Yo también quiero frecuentarte... Quizá sería bueno que nos organicemos respecto a nuestras actividades, podríamos hacer algunos espacios para comer juntas o algo así.
— A mí me parece una idea increíble. —Suelta una sonrisa cansada pero sincera—.
— Te llamaré en la semana.
— Quisiera hacerlo yo... —Pone su mano izquierda sobre su codo derecho— creo que ya has hecho mucho por nosotras... Me gustaría también poner de mi parte.
— Bueno, entonces esperaré tu llamada. ¿Ya tienes ni número?
— Claro, Jung apunta nombre, hora y número en cada cita que tengo, solo será cuestión de pedirlo.

Me acerco y acaricio su mano con las mías:

— Esperaré por ti el tiempo que sea necesario. Nos veremos pronto, Byul.
— Nos veremos pronto...

«Ha replicado mi comentario casi por inercia. Realmente espero que entienda el peso de lo que acaba de decir... Es momento de conocer el proceso para que ella recupere su vista».

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora