Quimera

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Perspectiva de Yongsun:

Voy caminando algo tensa, no es más que mis nervios expresados. Camino distraída al dudar si estoy temblando de frío o de nervios.
Ésta vez, no soy yo quien toma la mano de Byul, sino que ella entrelaza sus dedos con los míos, ¿se ha sentido en confianza para esto?
Volteo a verla y ya me esperaba con una sonrisa demasiado cálida. En automático contesto igual, se aproxima a hablar:

— ¿Qué pasa?
— Nada, ¿por qué asumes que pasa algo?
— Estás siendo rara hoy.
— ¿Rara? —Detengo el paso, «¿a qué se refiere?»—.
— Ya. —Su sonrisa se pronuncia más— mejor dame un beso, ¿sí?

Toca mi hombro para poder acercarse más a mí, mi corazón se siente muy acelerado, ¿de verdad dijo eso? ¡No creo ser yo la que está "rara"! Mi respiración se ha detenido.
Se acerca e inclina su cabeza justo a mi altura con una facilidad que nadie.
Su nariz toca la mía con mucho afecto, no puedo evitar suspirar ante el toque.
Cierro los ojos.
Se acerca tan sutilmente que a penas y puedo percibir un cosquilleo del toque de sus labios con los míos, me derrite cuando hace eso.
Me apresuro a envolver su cuello con mis brazos, puedo sentir sobre mis labios como empezó a sonreír—

La vibración del teléfono me despierta antes que la alarma misma.
Como era de esperarse, la mañana amaneció helada, tanto que realmente no tengo intención de levantarme, más cuando estaba durmiendo tan bien.
Un sueño. Quizá solo sea eso, sólo un sueño, una ilusión.
Lo anhelé tanto que se convirtió en una quimera y lo más seguro, es que así se quede.

Me levanto de la cama con un insistente vacío en el pecho, debería sentirme feliz, soñé con ella y algo muy particular, pero no es así. Quizá realmente tenemos perspectivas muy diferentes; Yo no dudé en hacer lo imposible por salir con ella a penas vi la oportunidad, ella no me ha marcado desde ese entonces. Ha pasado más de un mes desde ese día.

Sin afán de señalarla lo digo, sino para dejarme en claro que no somos iguales y que ella no está obligada a  replicar mis sentimientos, no está obligada a quererme o a contestar como yo lo haría por ella.  Sencillamente me he dejado llevar por mi emoción.

Hace algunos días ya no enciendo el sonido del teléfono, realmente no creo que me marque.
Me siento triste, pese a que procuré mantener mi esperanza todo este tiempo, hoy es el día que mi paciencia se ha terminado en cuánto a esto y eso me hace sentir derrotada.
«Quizá dejó de ser respecto a ella y pasó a ser respecto a mí».

No tengo ganas de trabajar, pero ¿qué haré si me quedo en casa? Seguro solo perderé el tiempo y más tarde me arrepentiré de no haber hecho nada productivo hoy. Será mejor apurarse, la desidia te hace perder más de lo que ganas.

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El día ha avanzado lento, como todos los días que no hay ventas. Me pongo a limpiar el piso, arreglar las plantas y las flores que están listas para venta, pero es muy aburrido.
Me pongo a ver fotos en mi galería hasta que la campana de entrada suena:

— ¡Buenos días! —La conocida voz me hace voltear—.
— Hola Hye-jin, buenos días.
— ¿Alguien murió o por qué ese ánimo?
— Murieron mis sueños y esperanzas, hoy estamos de luto.

Bromeo con una sonrisa a medias, ella se ríe dulcemente, sé qué ha entendido perfectamente que ha sucedido, agradezco tanto que no pregunte al respecto:

— Ánimos, eres muy joven y muy preciosa para que estés triste.

Sonrío pero no tengo ganas de contestar, ella entra y se mete a la habitación donde lleva la gestión de documentos, cuentas, gastos y más.

Miro hacia el ventanal que está empañado, la calle está prácticamente vacía, si yo tuviera opción, tampoco saldría hoy.
La campana vuelve a sonar, es tan difícil tener que fingir alegría cuando estás roto por dentro:

— Bienvenido a Hye-jin Sto...

Blind LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora