Capítulo 5

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-¿Cómo dijo?- Pregunté aun sorprendida.

-Dije, que no te quedas con el puesto-

Una vez más, ¿Qué carajo le pasa a esta mujer? No me dio ni una excusa, solo dijo no y ya está.

Cuando estaba a punto de reclamarle y perder lo último que me quedaba de dignidad, un hombre de poco más de 50 años apareció por la puerta, este a contrario de la amargada a mi lado, me dedicó una sonrisa amable a manera de saludo.

-Charlotte, aquí estas ¿Dónde te habías metido?- Dijo el señor llegando al lado de la mujer.

Así que Charlotte es el nombre de la agria.

-Estaba haciéndole una entrevista a esta chica para el puesto bacante- Le respondió mirándome con una ceja alzada.

-¿Entonces ya tenemos cocinera?- Comentó con bastante entusiasmo a decir verdad –Por fin, ya era hora, estaba harto de comer en la calle, ya extrañaba una buena comida casera-

-No te emociones tanto, porque no quedó contratada- Dijo terminando con la emoción del señor, que creo es su esposo.

-¿Pero por qué?-

-Digamos que su comida no es lo suficientemente buena para obtener el trabajo, yo misma la he probado-

-¿Dónde está lo que preparó?- Pregunta.

Yo hasta este momento me había quedado callada con la mirada baja escuchando esa conversación.

-En la mesa, pero no hace falta que lo pruebas, yo ya lo hice-

-Yo también tengo derecho a probar- Dijo acercándose al plato casi lleno que había dejado Charlotte encima de la barra.

El señor se acercó al plato, y al igual que su esposa, tomó un bocado de la pasta que preparé, a los segundos abrió los ojos como platos.

Por dios, ¿Tan mal sabor tiene? Estaba a nada de echarme a correr pero su voz interrumpió mis pensamientos.

-Charlotte, ¿Estás loca?, esta cosa está deliciosa, es mejor que las pastas que pedimos en los restaurantes lujosos que te gusta ir, déjate de boberías. Chica, estas contratada, puedes empezar desde mañana si así lo deseas-

-Benjamin, ya estaba decidido, no la contraté, respeta mi decisión- Dijo con notable molestia.

-Charlotte, todas las cocineras que han venido han sido un fiasco, ella es perfecta para este puesto, no está a discusión, yo soy el dueño de la casa y el que paga todas las cuentas, así que es mi decisión totalmente si la contrato o no- Dijo en un tono muy decidido.

¿Qué carajo estaba pasando?

-¿Cuál es tu nombre, pequeña?- Pregunta Benjamin amablemente.

-____ Dawson-

-Pues ____, bienvenida. Charlotte te dirá como se manejan las cosas por aquí, te hablará de tu salario, horario y te dará un uniforme- Comenta dándome un efusivo apretón de manos –Soy Benjamin, cualquier duda me la puedes hacer saber a mí o a Charlotte, sin más me retiro-

¿Cómo es que este señor tan amable y educado está casado con esta agria?

A kilómetros podía observar la furia en los ojos de la señora Charlotte, pero no hizo ningún comentario, el señor Benjamin se retiró de la cocina, y sinceramente, tenía miedo de los comentarios que fuera a hacer la señora ahora que estábamos solas de nuevo.

-Sígueme- Dijo ella en un tono aún más frío y cortante, si eso era posible, y al parecer, sí.

Salimos de la cocina y caminamos por el mismo pasillo, y volvimos al mismo estudio donde estábamos antes, ella tomó asiento detrás del escritorio, y yo me mantuve de pie esperando que dijera algo.

Solo una empleada | Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora