Sentir

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Nunca me puse a pensar demasiado en parejas, salidas, besos o caricias. Supongo que no me llamaba la atención y solo leí o vi cosas relacionadas ese tema por conveniencia.

La gente ama estar enamorada. Suena muy redundante, pero es así. El amor vende y todo el mundo se aprovecha de ello, hasta yo.

Me miras fijo, esperas a que hable, pero no se que es lo deseas que diga. Entonces, solo atino a tomar tu mano para tranquilizar tu corazón acelerado.

—¿Comemos?— pregunto y me sonríes.

—Claro ¿Te ayudo a servir?— eres como un niño entusiasmado.

—Pon la mesa, por favor.

—De acuerdo.

La cena termina y me ayudas a recoger los trastes para luego lavarlos.

Después de limpiar, nos sentamos en el sofá y puedo notar tu fríos dedos, tocar los mío hasta entrelazarse. No se exactamente como debo reaccionar, pero no me desagrada y esa es la razón por la que te dejo hacerlo.

Una notificación hace que tu teléfono suene y con tu mano libre, verificas de que se trata.

Tu rostro acaba cambiar, estás preocupado. Me atrevería a decir que asustado y solo puedo preguntar.

—¿Qué sucede?

—No es nada importante, solo más trabajo.

No te creo, pero sería muy imprudente insistir.

Ya es tarde así que, sueltas mi mano despues de quedarnos charlando un poco y te despides de mi en la puerta de mi casa, antes de entrar a tu auto.

—La próxima vez, iremos a mi casa y yo cocinaré.

—No me importaría intoxicarme.— respondo con mis mínimas expresiones y ríes.

—Tu rostro también me causa gracia, cuando dices todo muy serio. Es divertido, pero cocino bien. Nonte sucederá nada.

Nuevamente te acercas a mi y dejas un beso más corto que el anterior en mis labios, es un beso en fin.

Y ahí estoy yo, procesandolo todo.

—Te veo mañana.

—A menos que trabajemos los sábados, puede ser.

Una risa apenada, sale de tu boca.

—Es cierto. Entonces el lunes, pero aún así te hablaré durante el fin de semana.

—Esperaré por eso.

Corres feliz a tu auto y yo levanto la mano. Cuando desapareces de mi campo de visión, volteo y entro a casa.

—Yo, no soy yo.

—Esas tonterías no te servirán de nada en la vida—dice la mujer, arrebatando de las manos de su hijo, un cuento infantil que le dio su maestra—Y fueron felices para siempre

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Esas tonterías no te servirán de nada en la vida—dice la mujer, arrebatando de las manos de su hijo, un cuento infantil que le dio su maestra—Y fueron felices para siempre. Eso es mentira, debes leer otras cosas.

52BLEU [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora