52BLEU [Kookmin]

Tic Toc

La luz del día comienza a entrar en la habitación y Jimin, aún dormido, intenta acurrucarse un poco más bajo ese cuerpo que ha estado abrazándolo toda noche.

Gracias a él no tuvo frío, incluso estando solo en ropa interior.

El timbre del teléfono despierta primero al rubio que de mala gana extiende su brazo hasta llegar al aparato del que llega ese sonido tan molesto.

—¿Quien habla?—responde somnoliento y con los ojos cerrados volviendo a su lugar entre los brazos del menor que parece haberse ido de viaje astral a otro planeta dejando solo su cuerpo en la tierra.

—¿Jungkook?—pregunta alguien desde el otro lado de la linea, esto hace que Jimin verifique de quien es el teléfono que tiene en la mano y efectivamente, no es suyo.

—Está dormido ¿Quien habla?—insiste, ignorando el hecho de que puede ver el contacto en la pantalla.

—Jimin ¿Eres tú?—el sueño ha desaparecido.

—¿SeokJin?— reconoce su voz.

Un silencio incómodo se apodera de la llamada.

—Mmm..., hola Jimin. Lamento despertarte, aunque son las 9 a.m. y Jungkook no ha llegado, hoy es su ultimo día de trabajo y necesito que deje varios documentos en regla. ¡No puede simplemente faltar!—exclama el mayor algo irritado.

Separa un poco el teléfono de su oído y responde tranquilo.

—Buenos días, no fue su intención el dejar de ir hoy. Solo se ha quedado dormido, ahora mismo lo despierto y por favor, no grites que puedo escucharte y entender tu punto perfectamente sin necesidad de levantar la voz. Ahora si me permites, tengo cosas que hacer y por esa razón, cortaré la llamada. Hasta luego.

Presionó el botón rojo de la pantalla y dejó el aparato en el mismo lugar donde lo encontró.

—Jungkook, despierta—palmea su rostro un par de veces—Vamos, levántate de una vez o SeokJin va a explotar—mueve su cuerpo una y otra vez hasta que nota al chico removerse en su lugar, estirar sus extremidades y ponerlas rígidas y finalmente abrir los ojos bostezando.

—Buenos días Jiminie—responde tranquilo.

—Son las 9 a.m. y es exactamente el horario de entrada a la editorial.

Su expresión cambia rápidamente y se levanta como alma que lleva el diablo.

—Oh Dios, Kim SeokJin va a usar mi cuerpo de alfombra en su oficina.

El mayor ríe levantándose también de la cama.

—Ve a alistarte, haré el desayuno. No te irás con el estómago vacío. Suficiente de problemas alimenticios has tenido—al dar un par de pasos, siente un incón en la espalda baja—¡Ouch!

—¿Qué sucede? ¿Te duele?—pregunta inmediatamente, asustado.

—Solo es fue incón, ya me pasó—vuelve a caminar con una ligera molestia que va aliviando conforme sigue su camino.

—Ve con cuidado y por favor no leas mientras cocinas—pide el pelinegro antes de que este salga de la habitación.

—¡¿No confías en mí?!—alza la voz ya desde el pasillo.

—¡Precaución!—es lo último que dice antes de entrar al baño y comenzar a asearse.