Capítulo Dos: Mi Verdadero Amor

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Baruk

Me miré al espejo un par de veces más y noté que no me veía para nada mal, es decir, sí, era la ropa de Byron pero estaba bien. Al menos me veía bien en el negro.

—¿Y bien? —. Me giré.

—Bueno... —. Argus me miró de arriba a abajo.

—Te ves... —. Eros miró a Nalu y le dio un codazo.

—Luces igual que tu abuelo —. Emdrick se cruzó de brazos.

—Yo pensé que se veía igual al alfa Byron —. Adrien me miró serio—. Es decir, mírenlo, se ve igual.

Emdrick lo miró y negó.

—A ti hay que darte un manual de historia o algo para que estés en sintonía con nosotros —sonrió. Me miró de nuevo—. Y tú, bueno, ¿Qué te digo? Te ves bien, Baruk. Seguramente vas a conquistar a esa niña.

—¿Niña? —. Preguntó Nalu.

—Escuché a Byron decir que Baruk quería casarse con ella a penas cumplió la edad —se rió—, ¿No es eso demasiado pervertido?

—Claro, y lo dice el hijo de un padre de trescientos años que se casó con una chica de veinte —Nalu lo molestó—, vamos, cállate.

Yo reí avergonzado.

—En realidad, no sabía mi edad, pero Ginger una vez me dijo que no estaba muy lejos de los treinta —toqué mi pecho—, vio las arrugas de mi corazón.

—¿Esta cosa tiene arrugas? —. Nalu se miró el pecho.

—Oh vamos —Eros se puso de pie—, se supone que debemos darle aliento a Baruk, es decir, ¡Va a encontrarse con su alma gemela después de cien años!

Me sonrió.

—Es una ocasión especial.

—Estoy de acuerdo —. Nora entró como si nada a la habitación de Argus y sonrió mientras llevaba cargando un par de prendas.

—Oye, mujer —Nalu se puso de pie—, Baruk pudo estar desnudo, ¿Por qué entras así?

—He vivido con ambos por treinta años —bufó—, he visto todo lo que sus esposas verán algún día.

Nalu de inmediato se sonrojó y yo negué.

—Escalofriante —. Emdrick bufó.

—¿Y tú qué haces aquí? —. La miré serio.

—Bueno, Tyler me habló sobre las modas de esta época y por supuesto me pasé unas largas horas haciendo trajes para todos —Nora se cruzó de brazos—, pero para ti hice uno especial.

Me arrojó la ropa y se sentó en la cama en medio de todos los chicos.

—Anda, ve —agitó su mano—, cambia de ropa.

—¿Frente a ti?

—Eso no me molesta —se encogió de hombros—, puedo cambiarte yo misma si quieres.

—Ah... —. Me quedé de una pieza.

—¿Cómo lo dices así de confiada? —. Eros le puso una mano sobre los ojos—. No seas desvergonzado, Baruk. Entra al biombo y cambia de ropa allí.

—¿Yo soy el desvergonzado? —. Bufé sonriendo.

Definitivamente mi hermana no había dejado de ser ese bicho raro.

Me puse detrás del biombo de nuevo y comencé a cambiar la ropa que llevaba encima. Emdrick tenía razón, lucía igual a Byron con esta ropa, es decir, soy como él pero un tanto más... Rubio.
Creo recordar que alguna vez lo fui, es decir, después de mi batalla con Bård, mi transformación de tephros y la pérdida de mi memoria sentía que cada vez lucía más como el abuelo Byron que como el abuelo Marcus. Algo que no siempre fue así.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora