Capítulo Cuarenta Y Cuatro: Confío En Ti

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Emdrick

—¡Amo! 

—¡Die!  

Corrí de inmediato hacia Diederik cuando este apareció en medio de la niebla y lo atrapé en mis brazos para cubrirlo de nuevo. El vacío en mi corazón al fin se sentía lleno ahora que de nuevo lo tenía conmigo.

—Diederik —susurré su nombre sintiendo que la calma volvía a mí—, no puedo creer que te dejé ir aunque fuera solo por un instante.

Lo miré, quería saber si estaba bien.

—¿Estás bien? ¿Te hizo algo ese idiota? —. Acuné su rostro entre mis manos tratando de dar un vistazo rápido a su rostro. No había heridas de ninguna clase—. Dímelo, Die y te juro que lo asesinaré en este mismo instante.

—Cálmate —rió con una mirada alegre. Se veía realmente tranquilo—, Sasha no me ha hecho daño de ninguna manera, Em. Estoy perfectamente bien.

Me abrazó hundiendo su rostro en mi pecho justo como siempre lo hacía.

—Ahora que estoy de vuelta contigo, estoy perfectamente bien —. Inspiró mi esencia una vez que yo la liberé solo para darle gusto de sentirse en casa.

—Lo sé —. Correspondí a aquel abrazo con una necesidad enorme de pegarlo a mí para saberlo conmigo.

Que estúpido fui al dejarlo ir solo.

—Abrázame —ordenó tan demandante como un lobo—, hazlo, por favor.

—Tranquilo, Die. Estoy aquí.

Acaricié su espalda mientras besaba su cabeza llena de rulos rubios y blancos; todos despeinados igual que un bebé que no quería peinarse nunca. Así era él.

—Yo también estoy bien ahora que estás de vuelta conmigo —. Murmuré cerrando mis ojos un instante.

—Que niñería —. Escuché un susurro.

Yo miré al rubio detrás de él y de inmediato abracé a Diederik de nuevo a mí para protegerlo.

—Tienes lo que querías —le dije con recelo—, Diederik te demostró que de ninguna manera te elegiría ni siquiera porque le trates de dar algo de ti que evidentemente no necesita teniéndome a mí a su lado.

Sasha me miró molesto, sin embargo, respiró profundamente para calmarse antes de responder.

—Y lo entiendo ahora —Sasha levantó sus manos como si eso me diera de alguna manera, confianza en él—, así que te daré lo que quieres ahora.

Yo lo miré atento a sus acciones, sin embargo, cuando Diederik jaló de mi camisa tuve que mirarlo a él para atenderlo.

—Creo que ahora podrás hablar con él —se encogió de hombros—, ya sabes, ahora que está más cuerdo.

—No me da confianza.

—Dale una oportunidad —me miró compasivo—, tú sabes bien que lo que siente ahora no ha de ser el mejor sentimiento que una persona puede tener.

Diederik tomó mi mano y sonrió.

—Alguien me dijo que no porque fuéramos un par de demonios deberíamos ser malos —sonrió genuino como un ángel—, ¿Acaso no puedes dejar el pasado a un lado y darle una oportunidad de nuevo?

Die sabía que cuando me sonreía de aquella manera yo iba a ceder de una forma u otra ante sus caprichos.

Para mi mala suerte, él ya sabía cómo debía comportarse para controlarme, y aunque no podía resistirme siempre, sabía que en parte yo debía ceder también esta vez. Es una gema de la que estamos hablando, la última de las llaves que necesita mi familia para recuperar su vida.
Sasha podría ser mi enemigo mortal y eso no cambiaría ni siquiera con el tiempo, sin embargo, ahora debía ser paciente y darle una buena explicación.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora