Capítulo Quince: Mi Marca

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Zia

—¿Te gusta? —. Él preguntó.

—Brilla —sonreí al sostener aquella chispa en mis manos—, es linda.

Papá se inclinó para tomar mi mano y se enorgulleció cuando vio que dominaba muy bien aquella chispa que me había regalado.

—Tú no tienes magia, Zia, pero eso no quiere decir que eres más débil que tus hermanos —me sonrió—, al contrario, mi princesita posee algo más que ninguno de los demás tiene.

Él tocó mi pecho y de inmediato la chispa siguió su dedo hasta perderse dentro de mí.

—Tú tienes una chispa de fuego en tu interior —afirmó—, no eres un alfa ni un omega, pero sí una líder.

—Pero Argus es quien será el rey —. Murmuré.

Yo sabía que mi hermano mayor iba a ser mi jefe un día.

—Lo será —asintió—, pero incluso si él lo es, tú estarás ahí también.

Me cargó en sus brazos y sonrió.

—Zia Romanoli será la beta de Real Moon un día también y eso te hace una princesa eterna —besó mi frente—, así que estoy seguro de que una princesa como tú podrá controlar a la manada también.

—¿Mandaré a Eros? —. Sonreí emocionada.

Él rió con fuerza a pesar de que yo no lo comprendí en ese momento.

—Tú, mi princesa, mandarás sobre la guardia real —. Papá me cargó en sus hombros—. Vas a ser la reina del ejército de los lobos plateados, ¿Qué no es eso mejor que mandar sobre tu hermano menor?

Papá caminó hasta llegar a la cima de la colina y ambos pudimos ver a la manada desde arriba. Era enorme.

—Un día, tú también vas a gobernar Real Moon —afirmó—, y pobre del maldito que intente impedirlo.

—Lo mataré de un sólo golpe —. Asentí orgullosa.

—No, Zia —negó de inmediato—, matar nunca ha sido la solución.

—¿Matar no es la mejor opción?

—Cuando seas grande lo entenderás —rió al caminar de vuelta a casa—, por ahora, prométele a papi que seguirás siendo su princesa. De nadie más.

—Te lo prometo, papi —besé su cabeza—, yo nunca seré la princesa de nadie más.

—Bien dicho, Zia. Bien dicho.

[...]

Abrí los ojos concentrada en el presente y miré a Sirhan con fiereza cuando lo tuve a unos pasos lejos de mí.

—Perdóname, papá —saqué la gema de mi bolsillo—, hoy romperé mi promesa.

Apreté esa gema en mi mano y me puse de pie con mis hermanos detrás de mí. Todos estaban exhaustos por la batalla pero listos para seguir con ella de ser necesario, ninguno se iba a retirar y, dado que la gema sólo puede ser sacada de este lugar con el permiso de su dueño, tendríamos que obligarlo a ceder.
Quizá Sirhan nos tenía contra las cuerdas, pero aunque la gema le perteneciera ahora, de una u otra manera iba a tenerla para mí. Mi manada la necesitaba y papá me enseñó a no rendirme jamás; así que era momento de usar mi último recurso en estas circunstancias.

A mí.

—¿No se van a rendir, eh? —Sirhan se rió. Él no estaba cansado pero sí tenía heridas graves que Blut y Emdrick le habían dejado—, bueno, supongo que tendré que matarlos definitivamente por haber tocado lo que es mío.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora