Capítulo Veintinueve: Mi Reina

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Sirhan

—No te muevas. 

—Me pides lo imposible.

—Tienes razón —rió al verme—, eres un niño llorón.

—Por mucho que me gusten tus apodos tan amorosos, no me gusta este.

—Ya cálmate, Sirhan —. Me miró con seriedad—. Casi acabo, sólo no te muevas más o vas a terminar por arruinar mi gran trabajo de casi una hora.

—No sé por qué se te ocurrió esto —me quejé—, ¿Qué tiene de malo mi barba? Creí que era muy atractiva para ti.

—Me gusta que seas mayor que yo por un momento —sonrió pasando la navaja por mi barbilla—, pero al menos quiero hacer esto contigo. Dame ese gusto.

—¿Por qué esto es precisamente lo que quieres hacer conmigo?

—Porque es lo que hacía con mi padre cuando él estaba cansado.

Yo la miré en silencio y ella volvió a reír.

—No creí que te dejaría tan impresionado saber mi razón.

—Me sorprende más que creas que me siento así.

—Te he estado viendo, alfa —sacudió la navaja en el agua—, sé que has estado muy pensativo últimamente y creo que en parte tiene que ver con el hecho de que Baruk y Nalu han decidido visitar a tu hermano antiguo Damien.

—Eso no me preocupa en lo más mínimo —pensé en tal hecho—, sólo creo que es impresionante que después de tantos años visite al hombre que prácticamente me quitó la vida.

—¿A él te referías cuando dijiste que el amo de la oscuridad devoró tu alma?

—No —negué de inmediato—, pero fue Damien quien orquestó mi ruina en primer lugar.

—Sirhan, si me hablas con puras verdades a medias será imposible que te pueda entender —su mano gentil quitó algo de crema de mis labios—, dilo de una vez, por favor. No quiero que comas esto mientras hablas.

Suspiré cansado.

—¿Lo ves? —sonrió como toda una diabla—, tenía razón.

—Bien, estoy cansado —reí. Ella me conocía bien—. Aunque si te soy honesto en parte es porque ver a Damien desatará una guerra inmediata entre tu manada y la de él.

La miré a los ojos.

—No va a tolerar que una manada intrusa quiera quitarle su gema cuando un traidor viaja con ellos.

—Baruk lo va a arreglar, créeme —vi orgullo en su mirada—, es el mejor haciendo eso y quizá esto sirva para que recuperes la conexión que perdiste con tus hermanos antigüos, créeme.

Limpió mi rostro con la toalla.

—Yo me voy a encargar de que incluso mi abuelo y Byron vean que tus razones fueron justificadas aunque no hayan sido buenas —. Me guiñó un ojo—. Yo seré tu testigo estrella como Alice lo fue de Byron.

—¿Alice? —. Pregunté.

—Es la esposa de Byron actualmente —asintió—, aunque es un arconte, de hecho, es la única arconte femenina de la que se tiene registro en batalla. Ella y su hermano Jake, arconte también, salvaron a la manada de Byron de un demonio que casi destruye a todo Månen.

—Vaya, sí que han tenido problemas en tu tiempo —. Murmuré sorprendido.

—Cada manada ha tenido a sus enemigos —la vi perder su mirada un momento—, cada alfa y cada líder tienen un reto al que se deben enfrentar. Tío Noah y papá vencieron a Bård con ayuda del tío Roy, es por ellos que mi manada existe ahora.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora