Capítulo Seis: El Monstruo

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Emdrick

Estaba ansioso, no iba a mentir, pero me sentía aliviado de saber que al menos mi familia me estaba apoyando cuando más lo necesitaba y que estaría esperando por mí.

—¿Llevan todo lo necesario? —. Preguntó Romily mientras acomodaba las cosas en mi mochila.

El viaje quizá sería largo y, aunque me negué, mi hermana me hizo cargar con bastantes cosas para no ir desprevenido.

—Llevo oro, ropa y algo de comida, ¿Qué me puede faltar? —. Bufé.

—Un beso de buena suerte —. Sonrió besando mi mejilla.

—Romi —. Me quejé.

Ella volvió a sonreír y borró la marca que dejaron sus labios y su labial rojizo en mi mejilla.

—Te amo, hermano.

—Y yo a ti —. Murmuré avergonzado.

—Bueno, es hora de irnos —. Baruk afirmó.

En realidad sabía que la comida que yo llevaba en la mochila era para él, Romi pensaba muy bien en ambos y, aunque ahora se apartaba, sabía que en el fondo seguía procurando el bienestar de Baruk.
Aunque no me quejaba, su amor había durado años, comprendía que era difícil para ambos simplemente dar un paso hacia atrás cuando toda su vida estuvieron acostumbrados a estar juntos. A seguir el uno al otro.

—Llevas suplementos, linternas, kit de primeros auxilios —Nora empezó a decir—, todo lo que necesites en dado caso que no sea un humano.

—Será humana —afirmé—, es más que obvio si en verdad es tan débil.

—Eso no lo sabes —. Nora negó.

Es verdad, aunque estaba seguro de que era así.

—¿Quieres que vaya? —preguntó Eros—, puedo ayudar en dado caso que me necesites.

Yo lo pensé, era una buena idea aunque también quería hacer esto por mi cuenta.

—Si te necesito, volveremos antes de lo esperado —. Negué con la cabeza—. Esto es algo que debo hacer por mi cuenta, llevar a Baruk ya significa un riesgo.

—Gracias —. Bufó irónico.

Lo vi despedirse de su querida chica y después de recibir un abrazo de Zephyr, yo también me puse a su lado cuando pintó en el suelo un anillo negro.

—¿Y esto para qué es? —. Pregunté cuando empezó a dividirlo en cuatro partes.

—Es una brújula, ella nos va a guiar hasta donde está la chica —me miró y después jaló de mi cabello. Me había arrancado uno—. Lo siento.

—No te disculpes aún —. Gruñí molesto. En verdad me había dolido.

—Es necesario, necesito tu gen para hallar a la chica, después de todo, ambos tienen que tener el mismo aroma si su destino es estar juntos —. Aseguró.

Lo vi quemar los cabellos que me había arrancado, después, los mezcló con un polvo para dejarlos caer sobre el gran círculo y este de inmediato se pintó en un sólo de sus cuadros.

—Ahí está —. Sonrió satisfecho.

Se inclinó sobre el pasto y con su mano tocó el pequeño triángulo que de inmediato creó un agujero en el suelo. Era magia oscura.

—Esta cosa halló a la chica —miró el agujero—, y se ve que está lejos. Será mejor que te asegures de tener tu mochila contigo.

Yo asentí.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora