Capítulo Siete: Igual A Un Niño

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Emdrick

—Por favor, sobrevive —. Murmuré.

Baruk abrió el frasco para mí y yo abrí la boca del chico para darle de inmediato el agua que había guardado todo este tiempo.

—Esto debe funcionar —. Asintió Baruk.

Yo no dejé de mirar al chico en mis brazos y de inmediato sentí impotencia. Mi cabeza me dolía y comenzaba a darme vueltas.
Comenzaba a perder el control de mí mismo en ése momento.

—Baruk... —. Murmuré.

Él me miró.

—Mierda —. Dijo de pronto.

Gruñí con dolor y sentí mis colmillos salir de inmediato.

—Vamos, bebe esto —. Puso una bolsa en mi boca y de inmediato la mordí bebiendo su contenido de un sólo sorbo.

Mi cuerpo estaba reconociendo el de él, sentía la necesidad de beber su sangre justo ahora, pero debía ser fuerte. No podía hacerle daño yo también.

—Te daré otra.

Me aferré a su cuerpo y comencé a gruñir cuando el dolor en mi boca fue intenso.

—Listo —. Quitó la otra bolsa y puso una nueva para que pudiera beber.

Normalmente yo podría sobrevivir bebiendo una de estas una vez a la semana, sin embargo, la sed que sentía ahora era provocada por él. Ansiaba y necesitaba beber de su sangre para sentirme satisfecho.

—¿Funciona? —. Baruk me preguntó.

Yo asentí y escupí la bolsa.

—Es difícil pero puedo hacerlo —. Cerré mis ojos unos instantes tratando de devolverlos a su color original—. Necesito hacerlo.

—Emdrick.

Abrí mis ojos mirando al chico. Se notaba asustado, sin embargo, no se movió ni un instante.

—No temas... —. Dije pero parecía una súplica en realidad.

Veía el miedo reflejado en sus ojos, el temor a ser devorado por una bestia como yo. Sabía que mis colmillos y mis ojos rojos seguían estando presentes, pero tenía la mínima esperanza de que él no me temiera.

—Estarás bien —le aseguré—, te cuidaré.

Él no dijo nada, sin embargo, yo sabía que estaba confundido en ese momento.

—Las heridas se están desvaneciendo, pero creo que no es suficiente —Baruk tomó su brazo y lo inspeccionó—, deberíamos llevarlo a...

—¿Escuchas eso? —. Lo interrumpí.

A lo lejos se oían pasos, demasiados, y veía a través de los árboles algo de fuego.

—¡Monstruo!

—Los humanos vienen a cazarlo —. Baruk fue el primero en decirlo.

Gruñí aferrado a su cuerpo y lo miré, él estaba asustado mientras miraba hacia el lugar de donde provenían los gritos furiosos de la gente.

—Nadie te va a lastimar, te lo juro —negué con la cabeza de inmediato. Sostuve su cuerpo entre mis brazos y me puse de pie—. Te voy a sacar de este lugar.

Miré a Baruk y él asintió.

—Es hora de irnos.

Baruk abrió un anillo del tiempo frente a nosotros y de inmediato entré a él sosteniendo al chico con fuerza. Sus heridas no habían tenido tiempo de sanar, pero era tarde para detenerse, tenía que aguantar hasta cruzar.

El Destino De Un Alfa © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora