Capítulo 7

376 31 9
                                    

Samantha no obtuvo respuesta alguna cuando le habló a Flavio por lo que decidió usar la llave propia que tenía de la oficina, estaba preocupada y no podía dejarlo allí sin saber que le sucedía.

La estampa con la que se encontró Samantha una vez que estuvo dentro de la oficina hizo que se le estrujara el corazón. Vio a un Flavio destruido, no había otra palabra que describiera esa situación. Estaba con su espalda apoyada en la pared y sus rodillas contra su pecho. El rostro no se le veía porque estaba apoyando su cabeza en las rodillas y sus manos agarrando su cabello con bronca. Y lloraba. No lo veía pero escuchaba su llanto, su dolor. Se acercó cuidadosamente a él y se puso a su altura, apoyo una de sus manos a su rodilla y, tras respirar hondo, le habló 

- Flavio, no te voy a preguntar si estás bien porque evidentemente no lo estás. Pero,?me quieres contar por qué estás así? Todos estamos preocupados por ti - se produjo un silencio luego de sus palabras y, finalmente, Flavio alzó su rostro, pero no la miró, simplemente secó sus lágrimas y miro a la ventana que estaba a su derecha

- La vida es una mierda, Samantha. Eso es lo que sucede - logró responder con su mirada fija a la luz que entraba por esa ventana. Samantha también dirigió su mirada hacia allí y suspiró 

- Ni me lo digas. Hace años que opino lo mismo Flavio, eso no es novedad para mi- Samantha utilizó un tono tan crudo en su voz que hizo que Flavio por fin la mirara

- Me sorprende que una persona tan famosa como tú y con toda la gente que tienes a tu alrededor y te quiere digas eso

- Eso es solo una pantalla Flavio. Nadie sabe lo que realmente soy o lo que pasa en mi vida. Solo ven lo que yo quiero que vean. 

-Nada es lo que parece, ¿no? 

- Exacto. Mi vida podrá parecer perfecta, pero no lo es. Es una mierda. Pero no quiero que nadie lo sepa porque eso haría que me tengan lástima. Y es lo último que quiero. Son contadas con los dedos de una mano las únicas personas que saben la verdad

- Te entiendo. Desde hace un tiempo evito hablar de lo que me sucede porque no quiero que sientan lástima por mi. Odio esa expresión en sus miradas

- ¿Y si lo compartes conmigo? Sé perfectamente lo que es que te miren con lástima, así que tú tranquilo que no seré de esas personas - ambos se sentaron en las sillas que había frente el escritorio y Flavio decidió que se lo contaría, de igual manera tarde o temprano lo sabría 

- Perdón que te lo diga de esta manera Samantha pero, lo que menos hubiera querido hace un mes es trabajar aquí. No me malinterpretes, no me disgusta en absoluto. - Samantha negó con la cabeza haciendole entender que no estaba molesta - Pero yo tenía otros planes, otra vida para mí y todo se fue a la mierda de un momento a otro. Mi familia... - bajó su mirada nuevamente y miraba sus manos mientras las movía nervioso y continuó hablando - mis padres, mi hermano y su marido tuvieron un trágico accidente en el que todos murieron en el acto... todos - ella no pudo evitar llevar las manos a su boca de la sorpresa que le produjo la noticia, 

- Madre mía, Flavio. No se que decirte

- Eso no es todo . Debido a ello, yo tuve que hacerme cargo de mi sobrina, es por ello que necesitaba trabajo, nunca he tenido un empleo que me permitiese ahorrar dinero así que no tenía de donde sacar ni siquiera para comer. 

- O sea que ahora tu cumples el rol de padre para esa pequeña

- No me gusta llamarlo así, pero sí. 

- ¿Y cuáles eran tus planes? 

- Vivir de la música. Estuve años en el exterior estudiando piano y bueno, siempre supe que querría dedicarme a ello. Regresé hace un par de meses y no logré conseguir nada que me acerque un poco a mi sueño. Y ahora sinceramente me resigne. Pero no era solo eso, ¿sabes? Yo allí conocí una chica de la que me enamoré perdidamente. Hicimos planes juntos y ella se vendría a vivir conmigo aquí en España

Nada Es Lo Que PareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora