Capítulo 23

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- Sam, cariño, tienes que calmarte, es muy tarde y los vecinos se molestarán 

- No Maialen, no puedo calmarme, es que esa mujer... ni siquiera encuentro palabras para describir a esa mujer

- Esa mujer te crió Sam

- Si, me crió pero nunca me quiso, y si me cuidó fue por culpa

- ¿Y con él qué harás? No lo sé Mai, una parte de mi lo odia por lo ocurrido porque aún no lo termino de procesar y la otra parte... quiere ayudarlo

- Tú  no eres mala persona Sam, te sentirás mal si no lo haces

- ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? 


3 HORAS ANTES

Samantha se encontraba llegando a su casa con todas las bolsas de la ropa que había comprado. Estaba muy entusiasmada por el show, sabía que saldría súper bien porque todos los niños eran talentosisimos. Dejó las bolsas en su cuarto y decidió escribir a Eva y Maialen para que fueran a su casa a tomar unas cervezas y mostrarles lo que había comprado. 

Maialen aceptó encantada pero Eva se lamentó no poder estar porque había quedado en salir con Hugo a ver a su banda favorita. Maialen iría en una hora masomenos así que tenía tiempo de darse una ducha y vestirse de entre casa. 

La ducha le había relajado muchísimo y se sentía tan bien que le parecía difícil de creer. Eran demasiadas cosas buenas y no quería ni imaginarse que algo lo arruinaría. 

No lo quería pensar, pero lo hizo. 

Y fue como invocar a que suceda. 

Se puso un vestido cómodo y estaba por sentarse a ver una película cuando sonó su timbre. 

La imágen con la que se encontró al abrir la puerta le hizo que le diera escalofríos. No pudo emitir ninguna palabra pero su rostro le delataba el disgusto que le provocaba la situación 

- Hola Samantha

- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué quieres?

- ¿Acaso un padre no puede visitar a su hija? - dijo en tono burlón, porque sabía que le molestaría

- No me vengas con esas tonterías que bien que hace años no te acuerdas de mi

- Ni tu tampoco 

- Ay por favor, vete de mi casa, no quiero hablar contigo - dijo y empujó la puerta con la intención de cerrarla pero el no se lo permitió 

- Samantha espera. Lo lamento - ella cedió y abrió nuevamente la puerta - no era mi intención hablarte de este modo pero la verdad es que estoy muy nervioso. Yo vine a hablar contigo de algo muy serio, ¿me permitirías pasar? - ella dudó en hacerlo pero vio como su rostro y su tono de voz habían cambiado por completo, una parte suya decía que estaba siendo honesto 

- Esta bien, pasa, pero no tengo toda la noche - dijo y lo invitó a sentarse en el sillón donde ella estaba a punto de acomodarse hace minutos atrás - ¿De qué me quieres hablar? 

- Son varias cosas que debo confesarte hija

- Si venías antes quizás no serían tantas, ¿no?

- Algo de razón tienes. Hay una razón por la que estoy aquí hoy, no quiero darte lástima ni nada por el estilo. Vine a confesarte todo antes que sea demasiado tarde... - hizo una pausa y miró hacia abajo como buscando las fuerzas para continuar - tengo cáncer Samantha

- ¿Qué? - más allá del daño que le habían hecho, esa noticia generó en ella una sensación de tristeza que no se imaginaba 

- Hace un tiempo me lo diagnosticaron pero fue demasiado tarde, no sé cuánto tiempo me quedará de vida pero espera que sea el suficiente como para arrepentirme de los errores que cometí

Nada Es Lo Que PareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora