Un rechazo amoroso dolía ¿No?
En especial cuando el rechazo es el de tu primer amor y mejor amigo de toda la vida, pero ¿Es correcto una venganza?
En realidad ¿Es correcto invocar entidades para la venganza? ¿Es justo regalar un alma que no te pert...
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Las pequeñas sombras corrían por todo el Inframundo mientras observaban el lugar, las celdas que Akabane había llenado estaban completamente vacías mientas las almas que recién llegaban se escondian lo mejor que podían; desde que que dueño del lugar no se había presentado en aquel aposento las cosas empeoraban con rapidez.
Las cedes más grandes de la religión habían sido atacadas por los demonios de la lujuria causando un gran alboroto y que las entradas terrenales empezarán a ser buscadas una por una, el infierno iba en declive y la mayoría de los demonios que empezaban a traicionar al pelirrojo no se habían presentado.
Los pequeños infantes corrían rápidamente mientras entraban al lugar donde el ejército que alguna vez había entrenado Akabane guardaba sus armas, los demonios de alto rango que torturó el ojicobre iban tras de ellos; y el miedo por ser destrozados en cuerpo y alma se apoderaba rápidamente de ellos.
"- Sakura .- Susurro el pequeño niño de 3 años -. ¿Qué haremos? ¿Nos encontrarán?
- Tranquilo Kai .- Habló en voz baja la pelirosa mientras acariciaba su cabello -. El señor Akabane nos rescatará, él siempre lo hace.
- ¿Y si no regresa? .- Cuestionó el menor con los ojos llenos de lágrimas-. ¿Ya no nos quiere y por eso se fue?
- ¡No digas eso! .- Contestó exaltada la pequeña de 7 años -. ¿Recuerdas cuando nos salvó de la iglesia? No nos abandono, estoy segura que él regresará pronto."
El chirrido que dió la gran puerta de metal hizo que ambos infantes se hicieran aún más pequeños, varios demonios que estaban en su búsqueda entraban en el almacén rápidamente; las armas que emanaban aquella luz perteneciente al aposento de la paz eterna los hacía temblar mientras escuchaban como golpeaban el suelo con ellas.
El temblor de los pequeños cuerpos empezó a crecer, mientras que los nervios empezaban a traicionar sus acciones; las grandes y puntiagudas armas pasaban demasiado cerca de ellos y los sollozos en el pequeño castaño empezaban a salir.
Las emociones cambiaban rápidamente cuando los seres con cola y cuernos se acercaban aún más, los ruidos pasos que deban con las piernas de cabra que tenían les daban a entender que estaban en problemas; ninguno de los habitantes de ahí se había atrevido a desafiar a los que alguna vez Akabane los nombró guardianes del lugar.
El gran estruendo que sonó al momento que aquellos seres con cabeza de cabra empezarán a lanzar todos los muebles del recinto hizo que los infantes empezarán a llorar con terror, una lanza paso rozando la mejilla de la mayor mientras que el pequeño Aki caía de espaldas.
La incertidumbre de lo que pasaría cuando los encontrarán hacían que Sakura apretara la puños mientras se ponía enfrente del niño de ojos marrones; en definitiva sin Akabane no tenían salvación y su muerte cada vez estaba más cerca.
