Un rechazo amoroso dolía ¿No?
En especial cuando el rechazo es el de tu primer amor y mejor amigo de toda la vida, pero ¿Es correcto una venganza?
En realidad ¿Es correcto invocar entidades para la venganza? ¿Es justo regalar un alma que no te pert...
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Las fuertes risas de los demonios eran escuchadas por todo el aposento infernal, la noticia de que cierto pelirrojo había sido sellado llegó rápidamente a los oídos de los habitantes de las tinieblas; las peleas por llegar al poder estaban presentes en cada rincón mientras las burlas por aquel chico de cabellos celestes eran cotilla del lugar.
"– Sa... Sakura. — Llamó con temor el pequeño niño— Si el señor Akabane no regresa ¿Qué pasará con nosotros?
– Eso no pasará Kai, estoy segura que el señor Akabane regresará. — Trató de convencer la pequeña de cabello rosa mientras depositaba un pequeño golpe en la frente ajena — Él es fuerte, el más fuerte de todos."
Una pequeña sonrisa fue dirigida a la pequeña niña mientras el más bajo apresaba con pena una parte de la playera de la dulce Sakura, el miedo seguía latente en todos los infantes del Inframundo al no tener ningún lugar seguro actualmente dónde resguardarse y todos los demonios de diferentes categorías se intentaban aprovechar de ello.
El fuerte estruendo de las rocas cayendo llamo la atención de todos los del lugar, la entrada al aposento terrenal custodiada por Vitrú estaba siendo derribada; las sombras débiles que se encontraban en el lugar, se escondieron curiosas al observar como los gruñidos de la mascota del ex dueño del Inframundo estaban debilitándose poco a poco.
El eco que ocasionaban unos delicados pasos causaban incertidumbre en todos al no poder observar realmente que estaba sucediendo, las sombras no decían nada mientras el rugido característico de la mascota de Akabane se escuchaba después de que cesaron las pisadas.
Las miradas llenas de curiosidad fueron dirigidas a las sombras que salían de su habitual escondite y se arrodillaba pidiendo perdón sin obtener respuesta.
Un jadeó lleno de incertidumbre escapó de algunos aliados de Akabane al observar que cierto chico de hebras celestes entraba al aposento con elegancia y delicadeza; los ojos zafiros que habían demostrado amor y tranquilidad al estar al lado del pelirrojo estaban impregnados de venganza y molestia.
Con pasos lentos y siendo seguido por un herido Vitrú y la mano derecha del que fue el rey del lugar empezó el largo camino hacia donde se encontraba la única habitación habitable del lugar; varios pares de ojos eran puestos en el menor mientras intentaban ver aquella runa que el más bajo portaba con orgullo.
Los murmullos empezaban a escucharse mientras las risas que estaban presentes minutos antes cesaban rápidamente, la perfecta runa plasmada en el cuello blanco de Nagisa causaba temor al no saber de que era capaz el pequeño.
"– La... La recámara de Karma está en la punta de la primera montaña Na... Señor Akabane. — Se corrigió el demonio de la soberbia al dar una ligera reverencia— Nadie tenía permitido pasar a ella, pero usted que es su ama...
– Pareja, Asano. — Aclaró el menor tratando de dar su mejor sonrisa— Karma y yo siempre te lo dijimos somos pareja."
Una mirada llena de preocupación por parte de Gakushuu fue dirigida al ojizafiro, no entendía que hacían ahí pero estaba seguro que la última semana el de hebras celestes se la paso encerrando entrenando por su cuenta mientras lloraba sin parar; las claras ojeras que se acentuaban bajo los grandes zafiros que portaba como ojos el pequeño Shiota le aseguraban a aquel demonio que tampoco había dormido.
