Capítulo 73: Hogsmeade, Horcruxes and Holidays

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Hogsmeade - Sirius, Remus y Shacklebolt.

Sirius y Remus entraron en la pelea, espalda con espalda, confiando completamente el uno en el otro. Los superaron en número durante sólo unos minutos, pero esos pocos minutos parecieron eternos. Entre Sirius y Remus tuvieron que luchar contra tres conjuntos de hechizos y disparos de los suyos para mantener el equilibrio. Sin olvidar el hecho de tener que agacharse cada vez que su compañero lo hacía, indicando que se acercaba algo fatal, para lo que no había escudo conocido. Es la única razón por la que se agachaban, ya que se trataba de mortífagos, era cada pocos segundos por desgracia.

-¡Agáchate!- gritó Remus tirando de Sirius hacia abajo con él, haciendo que el hechizo verde enfermizo pasara por encima de ellos y golpeara el escaparate antes de desaparecer en una lluvia de cristales rotos.

-Gracias-, dijo Sirius, -¡Stupefy! Petrificus Totalus-.

-Las cinco en punto-, dijo Remus girándose bruscamente y disparando un hechizo, mientras Sirius hacía lo mismo. -Creía que Dumbledore tenía este lugar vigilado-.

-Yo también lo creía-, dijo Sirius, mirando al suelo antes de decir otro hechizo que convertía un objeto en piedra. El suyo en particular era agua; alguien debía de haber usado el hechizo Aguamenti para apagar los incendios. -¡Duro!- sonriendo de forma asilvestrada cuando el mortífago entró en pánico disparando un hechizo aturdidor para someterlo y que no pudiera hechizar su salida. Invocando su varita para mantenerlo en el suelo, ahora no podría luchar. Guardando la varita en el bolsillo, siguió adelante, tratando de llegar a Shacklebolt. Se alegraba de que los mortífagos más... sádicos estuvieran detrás de Azkaban y a salvo, Voldemort no podría sacarlos. Así que si los atrapaban, al menos permanecerían allí, la última guerra era una lucha constante, los capturaban, salían y el proceso volvía a empezar.

A pesar de lo que Cornelius Fudge había hecho, lo respetaba sólo por eso, asegurándose de que Azkaban quedara bajo el Encantamiento Fidelus. Bueno, eso y la decisión de Albus de tranquilizar a Fudge, que probablemente se habría puesto a la defensiva esa noche si no fuera por las cándidas palabras del director.

-¡Doce!- gritó Sirius, agachando un poco la cabeza al escuchar una explosión, cubierto de hollín y cenizas de los incendios que nublaban el lugar miró a su alrededor y vio una afluencia de túnicas rojas. Tenía que llegar pronto a Shacklebolt, de lo contrario se retirarían.

-Vamos, tenemos que encontrarlo- dijo Remus en la misma onda que su compañero.

-¡Ya lo sé!- gritó Sirius, atragantándose y teniendo arcadas mientras el asqueroso sabor y olor invadía su boca y nariz.

-¡Bulla capite!- golpeó Remus, con la voz apagada y Sirius suspiró mientras el aire fresco invadía sus pulmones haciéndole sentir mejor. Por supuesto, el encantamiento de la cabeza de burbuja, ¿por qué no había pensado en eso? Por eso Remus era el académico era simplemente brillante.

-Gracias-, dijo Sirius, su propia voz ahora amortiguada, agarrándolo comenzó una búsqueda desesperada de Kingsley. Usando su varita para dispersar el humo y así poder ver realmente frente a él. Se mantenía lo más agachado posible, ya que la batalla seguía en estos momentos a su alrededor. De hecho, Remus seguía gritando hechizos a cualquier túnica negra que se moviera, aún aportando su granito de arena para ayudar.

-¿Has oído eso?- preguntó Sirius con la voz apagada, ahora que el humo había desaparecido lanzó un hechizo para quitar el encantamiento Cabeza de Burbuja y suspiró el aire reciclado no era lo mejor del mundo. Remus hizo lo mismo mientras escuchaba lo que Sirius quería que escuchara.

Remus asintió de repente, se estaban Apareciendo y se les había acabado el tiempo.

-¡Mierda!-, maldijo Remus, -¡Tu izquierda!-.

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