James fue escupido en el Departamento de Aurores, sólo el Ministro de Magia podía utilizar el Floo en su despacho. Era una conexión cerrada, nadie podía usarla accidentalmente. Lo que significaba que tenía una contraseña que cambiaba cada tres días, y Scrimgeour era el único que la conocía. La seguridad que rodeaba el nuevo edificio del Ministerio era brillante, si algo había salido del ataque durante la ceremonia de la Orden de Merlín de Harry sería eso. La seguridad había sido más que triplicada, a Voldemort le resultaría casi imposible entrar en él e intentar hacerse con el control. Sin duda estaba furioso por eso, de ahí sus ataques a los hijos de muggles. Al menos esa era su suposición, pero no lo sabían con certeza, nadie lo sabía.
James no dijo nada a sus compañeros aurores, y ellos, a su vez, no le dijeron nada a él al sentir la ira que se estaba gestando en el mago. Les ayudaba el hecho de que acababan de llegar por su camisón, y aún estaban cansados. Sus turnos eran más largos de lo normal debido a la guerra, así que dormir era algo de lo que no se libraban mucho. James dejó la puerta abierta mientras se dirigía al despacho del Ministro, como oficial superior de los Aurores podía ir y venir a su antojo. Aunque ni siquiera él podía entrar en el despacho del Ministro sin anunciarse, a no ser que quisiera quedarse sin trabajo, cosa que desde luego no quería.
-¿Está el Ministro?- preguntó James, mirando fijamente a la actual subsecretaria del Ministro, que estaba fuera de su despacho, en su mesa donde siempre estaban situados.
-Sí-, respondió ella, mirándolo fijamente en señal de consulta.
-Necesito hablar con él, si tiene un momento, por favor- dijo James, rezando para que no estuviera en una reunión, pero con el estado del mundo no le extrañaría demasiado.
-¿Es importante?- preguntó Debra, haciendo una nota en su libro sin levantarle la vista.
-Sí-, 'para mí' pensó James, no podía seguir viviendo como lo hacía, estaba causando un trastorno a toda su familia, y nunca debió permitirlo en primer lugar. Simplemente no había esperado que fuera tan duro, bueno había aprendido la lección. Sólo rezaba para que Scrimgeour se apiadara de él y le ayudara.
-Dame un momento-, dijo Debra, poniéndose de pie y dirigiéndose al despacho y cerrando la puerta tras ella.
-El auror Potter desea verle, dice que es importante-. Debra le dijo al Ministerio, esperando sus órdenes, a diferencia de sus predecesores ella no besaba culos. Hacía su trabajo de forma profesional sin hacer la pelota a nadie, sin pensar que eso la llevaría a algún sitio pronto. Quizá por eso la joven de veinticuatro años había llegado tan lejos tan pronto, era la subsecretaria más joven que había recibido el puesto, e irónicamente la más cualificada.
-Que pase-, dijo Scrimgeour sin levantar la vista, firmando su nombre en un documento que se enrolló y desapareció presumiblemente en el departamento correcto.
-Sí, señor-, dijo Debra, abriendo la puerta y haciendo un gesto silencioso para que el auror pasara, antes de recuperar su asiento.
-Gracias-, dijo James mientras entraba en el despacho de los ministros, rezando para que todo saliera bien.
-¿Qué puedo hacer por usted Auror Potter?- preguntó Scrimgeour, levantando la vista de su trabajo sus ojos penetrando en los de James.
-Necesito que cambie la propiedad en la que Lily Potter cumple su libertad condicional-, dijo James, mostrando momentáneamente la tensión a la que estaba sometido.
-¿Eres consciente de que tiene que ser revisada?- afirmó Scrimgeour, mirando ahora con curiosidad.
-Sí, lo haré-, dijo James, -seguiré llevándola a sus citas para que le revisen la varita y para que vea al Sanador de Mentes-, no es que pareciera estar funcionando, ella no parecía darse cuenta del alcance de sus atroces crímenes. Debería ser lo primero en lo que la sanadora de mentes la ayudara. A menos que Lily estuviera... torciendo la mente de los Sanadores al estar de acuerdo con todo sólo para apaciguarlos. Maldiciendo en voz baja, sabía que tampoco podía preguntar, ya que estaría rompiendo la cláusula de confidencialidad. La cual todos los Sanadores de Mentes juraban sobre su magia, por lo que no era sólo una cláusula para ellos: no podían hablar de ella a menos que quisieran perder su magia.
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INVISIBLE
FanfictionEn esa fiel noche de Halloween, Nick Potter fue aclamado como 'Niño que vivió', su gemelo Harry fue ignorado en favor del hijo famoso favorito. Harry es empujado a un lado, cuando se trata de eso, ¿qué pasará? ¿Harry luchará por un mundo que no lo q...