Capítulo 102: Quote with Dumbledore

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- ¿Cómo te sientes?- Preguntó Severus mientras se aventuraba a entrar en el salón, donde Harry y su madre estaban sentados enterrados bajo lo que parecían cien documentos, Harry estaba buscando un lugar decente para construir una clínica para los hombres lobo, cuando se decidía por algo se volcaba al cien por cien en ello. Aunque tenía algunas dudas aquí y allá, nunca cedía estaba decidido a ayudar a los que lo necesitaban. La mayoría de los documentos eran terrenos que pertenecían a la finca de Peverell (su finca) pero algunos eran posibles zonas que le gustaban y que estaban disponibles para comprar.

-Estoy bien. ¿Hiciste todas las pociones?- preguntó Harry, dedicándole una sonrisa de diversión, antes de volver a su trabajo, antes de poner el papeleo en su mano en el no aceptable. Había bastantes acres que quería en un lugar seguro, grande, para que cuando estuvieran en forma de lobo no se sintieran encerrados. Al menos el Ministerio no le daría problemas, estarían locos si lo hicieran. Por una vez no le importaría usar su fama para ayudar a alguien, ¿no era alucinante? Sin embargo, nunca la utilizaría para promocionarse, pero su futuro marido le había señalado que todo el mundo lo sabía, que la única persona que sufría era él mismo, que no tenía sentido, que no cambiaría la opinión de nadie sobre él. Que el público pensaría lo que quisiera al final del día. Harry sabía que era cierto, habiendo visto a Nick crecer en el centro de atención.

-Este tiene buena pinta-, comentó Eileen, pasándole uno de los documentos de la propiedad. Discretamente, sacó un pañuelo de su muñeca y se sonó la nariz. Se había enfermado de gripe mágica apenas unos días antes de la graduación de Harry. Se sentía muy culpable por no haber podido ir, pero había habido demasiada gente alrededor como para arriesgarse a contagiarla. Así que había tomado con gratitud la versión de los hechos de Severus y la había visto en el pensadero. No era lo mismo pero era lo mejor que podía hacer. De hecho se había mantenido bien alejada de Harry, no quería arriesgarse a que enfermara y perdiera al bebé. Ahora se sentía mucho mejor y ya no era contagiosa.

-Sí, por el momento-, respondió Severus con ironía, recogiendo un fajo de pergaminos y sentándose frente a ellos. Al menos ya no estaban enterrados bajo peticiones de pociones, el Ministerio había comprado los derechos de la poción teletransportadora, que Harry había conseguido negociar a un precio mucho mayor (y conservar la capacidad de elaborarla él mismo). No es que a Harry le importara el dinero, sólo quería su parte justa, y sabía que ganaría más elaborando la poción en un año que lo que le hubiera dado su primera oferta. Además, con todos sus planes, seguramente necesitaría todos los galeones que pudiera conseguir. Por supuesto, todavía había quienes preferían obtener las pociones de ellos, y no las de calidad inferior que creaban los maestros de pociones del Ministerio. -¿Tienes hambre?- preguntó, Harry había estado comiendo a horas extrañas, sospechaba que se debía a su falta de sueño pero su madre pensaba que podía tener que ver con su embarazo. Era de la opinión de que les gustaba culpar del embarazo hasta el más mínimo cambio de rutina... pero nunca lo diría en voz alta.

-Me muero de hambre-, admitió Harry, aunque ya era casi la hora del desayuno, así que no tuvo reparos en esperar.

-¿Dobby?- Llamó Severus inmediatamente.

-¿Sí, señor?- Respondió Dobby sus luminosos ojos verdes mirando a Severus interrogativamente.

-Empieza a preparar el desayuno inmediatamente, Harry tiene hambre-. Le dijo Severus al elfo doméstico con firmeza, él también había llegado a eso, pero eso sucedía cuando uno se despertaba horas antes de lo normal. Tenía un sueño ligero así que cuando Harry se levantó admitió la derrota a regañadientes y comenzó a preparar la última de las pociones. Con Harry ocupado no echaba de menos la elaboración de pociones tanto como últimamente. Este proyecto era definitivamente lo que necesitaba, de ahí que lo estuviera animando.

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