Capítulo 64: Reactions and Consequences

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Remus acababa de tomar asiento en la cocina de Grimmauld Place, relajándose aliviado; había tenido una noche agotadora. Entre dar clases a Nick, ya que Sirius no pudo hacerlo, hasta las tres de la madrugada y luego ir a Hogwarts a hablar con Dumbledore, que al parecer "quería hablar con él" después. Dumbledore no podía acercarse a Nick solo, algo que James había dejado muy claro. Albus quería que lo acompañara en una misión, lo cual era inusual en sí mismo, después de todo, normalmente sólo se le encargaba hablar con los hombres lobo y otras criaturas oscuras o luchar realmente cuando se trataba de batallas con los mortífagos. Estaba siendo extremadamente reservado, Albus no le había dicho a dónde iban ni por qué. Dumbledore incluso le había pedido que se abstuviera de hablar de ello con nadie, ya que era una "tarea de suma importancia". En otras palabras, Albus no quería que lo discutiera con su compañero. Hablando de Compañeros no estaba en la cama, ni en la casa, era demasiado temprano para estar en el Ministerio a menos que lo hubieran llamado por una emergencia. Eso no le sorprendería, la guerra se estaba volviendo muy desagradable, sólo se alegraba de que Voldemort no pudiera poner sus manos en los mortífagos que estaban presos. Nadie sabía quién era el guardián secreto de Azkaban; era algo bueno, dado lo que les había sucedido a Alice y Frank Longbottom.

Con un bostezo de cansancio, Remus recogió el periódico y las revistas que había sobre la mesa. Dejó a un lado El Pocionista Práctico y El Cotilleo, Sirius era quien solía leerlos. Aunque a Remus le gustaba hojear El Pocionista Práctico cuando tenía mucho tiempo libre. De hecho había artículos de la revista en la pared, Harry era un maestro de Pociones después de todo y esa revista era de información sobre Pociones como el nombre indicaba. Quitando la cubierta de plástico del periódico, notó que era el Evening Prophet, probablemente del día anterior, desenrollándolo sus ojos ambarinos se abrieron de inmediato al ver los titulares. Tragando grueso, comenzó a leerlo apresuradamente queriendo obtener toda la información posible.

Espera, tenía la dirección de Prince Floo, Sirius se la había dicho en caso de emergencia. En su opinión, esto constituía una emergencia. Se levantó abandonando el periódico, cogió un poco de polvo Floo y lo lanzó y gritó la dirección rezando para que Harry estuviera bien. Desgraciadamente fue devuelto; no aceptaban gente a través de la chimenea. Maldiciendo en voz baja, haciendo una mueca de dolor, se arrodilló y gritó lo mismo esta vez sólo que su cabeza estaba envuelta en las llamas verdes.

-¿Puedo ayudarle?- preguntó el elfo doméstico.

-¿Puedo hablar con Severus Snape, por favor?- preguntó Remus. Nunca estaba de más ser educado, no es que tratara mal a los elfos domésticos también era una "criatura" según el mundo mágico. Así que siempre era educado sabiendo lo mucho que le dolía que le trataran de forma diferente. Es cierto que había una gran diferencia entre los elfos domésticos y los hombres lobo, pero eso no viene al caso.

-¿Puedo preguntar de qué se trata?- preguntó Rose, con sus grandes ojos de tenista mirándolo solemnemente.

-Es sobre Harry, mi nombre es Remus Lupin- añadió Remus.

-Espere, por favor- dijo Rose, alejándose, dejando a Remus mirando una sala vacía, o más bien vacía de gente, la sala en sí estaba hecha con gusto. Lástima que Sirius se quedara en Grimmauld place, no se podía hacer mucho en esa casa. Todavía estaba envuelta en una oscuridad que nunca se quitaría. A Sirius no le gustaba, pero con la guerra se habían quedado en algún lugar donde pudieran dormir sin que alguien los atacara. En todo caso los Black habían sido inflexibles en la protección de sus propiedades.

-Maestro Severus, un mago llamado Remus Lupin está en el Floo, quiere hablar del maestro Harry- dijo Rose apareciendo en la habitación. Se le había encomendado la tarea de hablar con todos los que llegaban por Floo a la mansión. Severus iba a buscar asesoramiento legal de abogados y a hablar con San Mungo después de lo ocurrido. Estaba en un pie de guerra del que ni siquiera Eileen podía calmarlo. Andy se limitó a observarlo medio divertido y medio apenado por la medibruja, pero ella se lo había buscado.

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