14

3.1K 189 3
                                    

Eda y yo no habíamos hablado muchos más después de confesar lo que nos pasaba hace ya mucho tiempo. Y empezamos a ver que mi madre y Azize se tardaban más de la cuenta.

-Lo hizo a proposito- dijo Eda empezando a levantase de su silla.

-Es muy obvia pero aprecio el gesto- le digo ganando su atención.

-Asi pudimos hablar aunque sea un poco más, todo este tiempo que pasamos con nuestra hija solamente esquivabamos el tema Eda Yildiz- le digo haciendo una mueca.

-Puede ser, pero dime que tu madre no va a empezar a jugar como hace mucho tiempo ya lo hizo- dijo resoplando.

-No te puedo prometer nada- le dije encongiendome de hombros.

Y como si estuviéramos de acuerdo empezamos a caminar rumbo a las caballerizas.
La verdad era que sentía mis hombros mucho más livianos desde que hablamos, lo necesitábamos ambos pero creo que en especial yo. Como le supe decir una vez a Eda ella era la heroína de nuestro amor, en cambió yo al parecer era el que siempre se equivocaba, yo siempre la dejaba ir de una u otra forma y no pensaba repetir ese error.
A ella también se la veía más relajada, el camino a las caballerizas no fue largo  pero Eda me detuvo tomando mi mano en la suya, llamando mi atención y cuando quise saber porque ella me hizo una seña con la cabeza.

A pocos metros de nosotros mi mamá le contaba a Azize sobre su yegua, Estrella y mi hija la escuchaba tan atentamente que no quisimos interrumpir.
Así que tome la mano de Eda y empece a encaminarla a mi antigua casa.

-Una vez tu madre también me contó sobre Estrella a mi- me dijo sonriendo, al parecer no se había dado cuenta de que íbamos tomados de la mano, en cambio yo parecía que en cualquier momento explotaría, mi corazón bombeaba tan fuerte que parecía querer salir.

-Wow, ah pasado mucho tiempo desde que estuve aquí por última vez- me dijo en cuanto llegamos.

-Si paso mucho desde la última vez que viniste- le dije recordando que la última vez que estuvo aquí tuvimos una de las peleas más horribles, una Eda destrozada salía de mi casa cuando no supe recordarla.

-Y que... tu vienes muy seguido??- pregunto en tono de broma, pero yo la quedé mirando por un momento completamente serio.
Se veía la confusión en su rostro porque no le contesté pero no dijo nada más y empezó a recorrer la casa como supo hacerlo la primera vez que vino haciéndome sonreír con nostalgia.

Mientras ella inspeccionaba todo, yo me perdía en los recuerdos. Hace unos años atrás este era mi santuario, no dejaba entrar a ninguna mujer a aquí. Tenía todo lo que necesitaba, comodidad, mi telescopio, mi estudio para trabajar y a Sirius. Pero eso cambio en cuanto deje entrar a Eda aquí y ella lo inundo todo.

-Serkan?- me llamo despacio, me miraba fijamente y sonreí por eso.

-Que sucede?- me pregunto llegando a mi lado, yo me encontraba en la cocina.

-Me preguntaste... si venia seguido, y la respuesta es si. Vengo siempre que puedo- le conteste mirándola a los ojos.

-Si extrañas tanto esta casa porque no vuelves aquí??- me pregunto extrañada.

-Porque no vengo por la casa, vengo por ti Eda y por los recuerdos que dejamos aquí- le conteste notando su cara de sorpresa, no era lo que esperaba.

-En esta casa, tu dejaste tu esencia Eda Yildiz invadiste mi territorio y es el único lugar que se asemejaba más a mi hogar... porque aquí estabas tu, aquí estuvieron tus cosas, aquí cocinamos juntos, y desayunamos por allá adentro, aquí fue la primera vez que pensé que estabas embarazada, aquí fue cuando te vi como mamá por primera vez y supe, supe en ese instante que no importaba lo que hubiera querido en él pasado porque contigo Eda, solo contigo yo quería ser papá- le dije recordándola aun con la cuna en medio de la sala.

-Esta no era mi casa, fue nuestra casa- le dije notando como ella lloraba en silencio.
Seque sus lagrimas lentamente, acariciando todo su rostro mientras ella no despegaba sus ojos de mi. Se veía tan afectada, una montaña de sentimientos al igual que yo, y por inercia, porque ella era mi centro y me sentía atraído empecé a acercarme más llegando a pegar mi frente en la suya escuchando como suspiraba.

-Papi, mami?- preguntaron sobresaltandonos a ambos. Llegando a la casa venían mi madre y Azize.

-Mi amor- dijo Eda caminando hacia ellas conmigo siguiéndola.

-Que hermosa casa!- dijo mi pequeña recorriendo con su mirada la casa.

-Esta era la casa de tu padre- le comento mamá.

-Enserio??- pregunto mirándome y yo sonreí.

-Si bebita, aquí vivía antes de mudarme al departamento. Quieres ver adentro- le dije señalando la puerta.

-Sii- dijo tomando mi mano y arrastrándome hacia allí de inmediato. Otra sensación distinta, pero igual de fuerte a cuando agarraba la mano de su madre aparecía. Azize provocaba tantas cosas en mi y por eso con esmero le mostró cada habitación, le conté anécdotas con su mamá, la cocina, y también mi estudio para trabajar, en donde tenia mi telescopio para ver estrellas, y le conté que ahí mismo le mostré a la estrella Sirius a su madre.
Ella se veía feliz de escuchar sobre nosotros, y comentaba por supuesto porque nunca estaba tanto tiempo callada.
Eda y mi madre nos habían dado nuestro espacio charlando ambas mientras Eda acariciaba a Sirius que esta vez la prefirió a ella.

Habíamos pasado varias horas en casa de mi madre sin darnos cuenta. Ella pidió que Azize se quedara con ahí en casa esa tarde pero Eda dijo que mejor volverían a casa. Nuestra hija había jugado mucho, y ahora tendrían que bañarse y descansar así que no volverían a la oficina.
Nos despedimos de todos, y subimos al auto yendo hacia el apartamento de Eda, no quería despedirme y al parecer mi hija tampoco ya que me invito a pasar, y creo que me habría obligado si no hubiera aceptado así que Eda resoplando asintió dejándome pasar con ellas.

-Bueno señorita usted tiene que bañarse- le comento Eda haciendo que se queje.

-Pero mamiiiii- le dijo haciendo un puchero.

-Pero mami nada, jugaste mucho con Sirius. Además te encantan los baños- le dije Eda acariciando su cabello.

-Pero... papi no se ora verdad- dijo haciéndome sentir dos pares de ojos marrones y brillantes sobre mi.

-Claro que no mi hadita, yo las espero- le dije sonriendo un poco.

-Ve preparando el pijama que vas a usar- le dijo Eda y nuestra pequeña corrió adentro.

-Te quedaras a cenar?- me pregunto cuando la vio perderse en el pasillo.

-Me encantaria- le dije sonriendo.

-Bien, ponte comodo. Yo bañare a Azize y también me bañare yo y después volvemos- me dijo encaminandose al pasillo.

Mientras yo me puse a recorrer la sala, fotos de Azize y Eda en su mayoría decoraban el lugar. Tendría que pedirle alguna de esas para la oficina y para mi casa. Azize y Ayfer, Azize y la señora Semiam. Aún no podía creer que la haya aceptado después de todo lo que hizo lara separarnos a Eda y a mi, pero la había oído hablar con mi hija y Eda tenía razón, estaba enamorada de su bisnieta.

Una foto, nueva no la había visto antes estaba cerca del sofá. Y cuando pude verla bien sonreí contento, mi pequeña junto con Sirius estaban en la foto. Eda la había tomado hace poco y al parecer ya la imprimio, yo tendría que hacer lo mismo.

Estaba tan atento mirando cada detalle de cada foto, que no me di cuenta que ya había pasado más de 40 minutos y no escuchaba ni a Eda, ni a mi hija.

NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora