18

3K 184 3
                                    

No podía separar mi boca de la suya, mis manos empezaron a moverse por su espalda mientras ella cada vez se aferraba más a mi.

Parecía que habían pasado horas besándonos cuando la sentí separarse buscando aire, pero en cuanto lo hizo se separo por completo de mi sacando mis manos que estaban sobre ella.

-Eda...- quiese hablar pero ella levanto la mano. 

-Callate Serkan, solo callate- dijo mirándome para después girarse a mirar su teléfono.

-Ya es muy tarde, va a ser mejor que me vaya. Todavía tengo que buscar a Azize- dijo sin mirarme agarrando su bolso.
Sin mirarme empezó a dirigirse  a la puerta pero no podia dejarla irse así, y por eso tome su brazo haciendo que me sus ojos conecten con los míos.

-Tenemos que hablar- solo eso le dije.

-Lo se, pero no ahora- me dijo firme pero prácticamente suplicandome con la mirada, así que la solté y ella se fue.

Cerré los ojos un momento, y mi mano instintivamente se fue a mi boca que se encontraba sonriendo.
Me amaba, todavía me amaba y yo iba a quitarle ese miedo a que yo la hechara otra vez, porque tenía la certeza de que eso no iba a volver a suceder.

Después de darme unos minutos mas, le mande un mensaje pidiéndole que me avisara cuando llegaban al apartamento y después me gire hacia la mesa donde había bosquejos y documentos esparcidos que si los dejaba mañana me darían dolor de cabeza.
Cuando termine de ordenar la oficina me fui a casa, y cuando llegue me encontré con el mensaje de Eda.
Ya llegamos al apartamento, Azize se había quedado dormida con mi tía por eso no te llamo. Buenas noches.
Solo eso decía pero era más que suficiente, mi pequeña ya estaba dormida así que tendría que verla mañana en la oficina, y mientras tanto, en estos momentos ocupaba la mayor parte de mis pensamientos. 
Le conteste a Eda, mandando un beso para ambas y pidiendo que descansen bien.

No dormí muy bien, Eda y esos labios que tanto me gustaban invadieron mis pensamientos cuando estaba despierto y mis sueños cuando estaba dormido. Así que para cuando sonó la alarma ya estaba más que despierto, me preparé ansioso para ir a la oficina deseando verlas ya a ambas.

Llegue demasiado temprano, apenas había llegado muy poca gente y entre esas no se encontraban la mujer y la mujercita que yo quería ver.
Pero de igual forma me fui a mi oficia a esperarlas, como una hora y media después las vi cruzar la puerta.

-Papi!!- dijo mi Azize corriendo a mis brazos que la recibieron gustoso.

-Mi bebita, buenos dias- dije besando su mejilla.

-Buenos días papi- me dijo, venía tan linda con su mochilita en la espalda.

-Buenos días- dije levantando la vista para ver a mi otra debilidad.

-Buenos días Serkan- me contesto queriendo hacer como si nada paso ayer.

-Desayunaste bien princesa?- le pregunte a mi hija que asintió cerrando sus ojitos haciéndome sonreír.

Con nuestra hija ahí el ambiente estaba tenso, yo no podía quitarle los ojos de encima y ella me ignoraba lo más que podía. Yo estaba en mi extremo de la mesa y ella en el suyo dejándola Azize todo el espacio del medio para ella, que no nos prestaba mucha atencion.

Así pasamos la primeras horas hasta que mi bebita se aburrió y decidió ir a recorrer la oficina, y tal vez también  a ver que podía comer.
Eda seguía sin mirarme mucho pero yo insistía.

-Eda, tenemos que hablar- le dije de vuelta.

-Ya lo se Serkan pero estamos trabajando, y Azize puede venir en cualquier momento- me dijo renegando, sabia que estaba en lo cierto pero yo necesitaba hablar, o no hablar pero besarla, tocarla, abrazarla y no verla a tanta distancia y queriendo evadirme a toda costa.

NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora