44. Final

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No podría estar más agradecido con mi ex contador por querer hacer recortes financieros y terminar quitándole su beca a la mujer que ahora mismo se encuentra en mi cama, durmiendo abrazada a una pequeña copia de ella misma que resulta ser nuestra hija. 

Mi esposa... Eda Yildiz, mi hada ella me dio todo, alguna vez se lo dije en broma pero ella de verdad había traído todos los colores del arcoíris a mi vida predecible y amargada por el miedo de sentir, por el miedo de dejar entrar a cualquiera y que éste me abandone. A ella le importo muy poco mi miedo, le dio igual solo se metió bajo mi piel, quemándome por dentro con todo el amor que ella me hacia sentir. Y aunque pasamos por miles de obstáculos, nuestros propios miedos, nuestras familias y hasta el destino que se interpuso entre nosotros, así y todo aquí estábamos. Y por si fuera poco, con nuestra hija esa personita tan pequeña de la que me había perdido tanto, pero con la que estaba viviendo tanto. Ella me enseño otro tipo de amor, haría lo que ella quisiera, podía manejarme a su antojo al igual que lo hacia su madre si así lo disponía. 

Y eso era lo único que me importaba, justo aquí... solo nosotros, eso era todo lo que necesitaba para ser inmensamente feliz. 

Ya habían pasado tres meses desde que Eda y yo volvimos de nuestra luna de miel, lo que quiere decir que habían pasado tres meses y medio desde que es mi esposa. Y aun la veo como si fueran a desaparecer en cualquier momento, aun las veo pensando en que habré hecho bien para merecer que ellas, que esos dos perfectos seres me acepten y me amen tal cual soy. 

Veo a Eda removerse, aunque me parece sorprendente que se levante antes que Azize, aunque supongo que el estar jugando ayer todo el día con Melo la dejo agotada. 

-Que haces ahí?- me pregunta en un susurro mi esposa mientras se levanta lentamente de la cama. 

-Las veo- le conteste siguiéndola cuando se dirige al baño, ella se lava su lindo rostro y se peina su cabello mientras yo la observo recostado en el marco de la puerta. 

-Sabes que eso es raro no- me dijo dándose vuelta y quedando enfrente de mi. 

-No es raro que quiera admirar a las mujeres de mi vida- le digo acercándome colocando mis manos en sus caderas. 

-Oh mi romantik robot- dijo ella besando mi mentón. 

-Vamos, te preparare café- le dije tomando su mano y saliendo cuidadosamente de la habitación sin hacer ruido para no despertar a mi pequeña. 

Bajamos en un cómodo silencio, y la guie aun sujetando su mano hasta la cocina donde se sentó en una de las banquetas mirándome preparar su café. 

-Serkan...- dijo ella pero antes de que pudiera continuar, mi teléfono sonó avisándome que tenia una llamada de parte de mi madre. 

-Mamá buenos días- conteste mirando a Eda. 

-Buenos días bebé, quería preguntarte si puedo secuestrar a mi preciosa nieta hoy- me dijo haciéndome fruncir el ceño. 

-Ah supongo que si, porque?- pregunte mientras Eda me hacia señas queriendo saber de que hablábamos así que puse la llamada en altavoz. 

-Porque con Kemal pensamos en pasar todo el día con ella- dijo mi madre y vi a Eda encogerse de hombros. 

-Apenas Azize se despierte le preguntamos mamá, te parece?- le pregunte mientras Eda asentía. 

-Claro, déjala dormir y avísame si quiere, la pasamos a buscar antes del mediodía saludos a Eda- se despidió cortando la llamada. 

-Crees que ella quiera?- le pregunte dejando el teléfono sobre la barra y sirviendo el café que ya estaba listo. 

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