42

2.2K 157 5
                                    

Justo en este momento, Eda y yo nos encontrabamos llegando a la casa de mi madre para buscar a nuestra hadita. 

Pasamos dos semanas increíbles en nuestra luna de miel en Paris, ya que era una cuenta pendiente que teníamos. Ahora si, había un candado con nuestros nombres en algún lugar del Puente de las Artes, y si la había llevado a recorrer cada rincón especial tomada de mi mano. Pero como no podíamos irnos por tanto tiempo, ni por la empresa ni por nuestra hija, dos semanas fue el tiempo exacto, 14 días entregado completa y solamente a ella. 

Eda se había encargado de comprar regalos, y por supuesto que la mayoría eran para mi bebita, yo me entusiasme bastante con la idea de comprarle cosas, por no decir que demasiado. 

Entrando a casa de mi madre, me baje y espere a Eda para tomarla de mi mano y caminar juntos a la entrada. 

-LLEGARON!- grito Seyfi pero Eda enseguida puso su dedo sobre sus labios en señal de que no hiciera un escandalo. 

-Shh! Seyfi- le susurre yo viéndolo asentir despacio. 

-Lo siento, están en las caballerizas de cualquier modo- dijo el acercándose para abrazar a Eda. 

-También nos alegra verte Seyfi- le dijo Eda contenta. 

-Como la pasaron??- pregunto el. 

-Maravilloso Seyfi, pero tengo muchas ganas de ver a mi pequeña- le dije cuando lo sentí abrazarme. 

-Oh claro, pasen pasen- dijo el corriéndose, yendo los tres hacia las caballerizas. 

-Crees que pueda subirme a uno abuela?- escuche a mi pequeña preguntar haciéndome sonreír. 

-Claro que si mi preciosa, tu papá te puede enseñar o yo- le contesta mi madre. 

-Mientras que tengan cuidado- dice Eda llamando su atención. 

-MAMI!!- corre mi pequeña a lo brazos de Eda que la levanta enseguida y la aprieta contra su cuerpo. 

-Te extrañamos mucho muucho- le dice Eda dejando un beso en su cabello. 

-Yo también los extrañe mucho- dice mi pequeña estirando sus brazos hacia mi haciendo que mi corazón de un brinco, creo que nunca podre acostumbrarme a esa sensación. 

-Hola papi- dije una vez que la tuve abrazada a mi. 

-Hola mi bebita- le conteste sonriendo levantando la vista para encontrarme con la de mi madre mientras Eda saludaba a Kemal y se acercaba a abrazar a mi madre. 

-Bienvenidos- dice ella abrazándome. 

-Gracias mamá- le conteste. 

-Kemal- lo salude estrechando su mano. 

-Serkan que gusto que hayan llegado bien- me dijo con una sonrisa. 

-Gracias- respondí. 

-Vamos a sentarnos- dice mi madre entusiasmada mientras Azize se coloca entre Eda y yo, y nos arrastra hasta el jardín donde nos sentamos en la mesa que ahí se encuentra. 

Eda y yo les entregamos sus regalos, a mi madre, a Seyfi y a Kemal y luego ellos nos preguntaron sobre el viaje, con Eda contestamos todas sus preguntas aunque mas fueron las de nuestra pequeña que me hizo prometerle que algún día la llevaría a Paris. Después de eso, mi bebita, su madre y hasta Kemal se fueron a jugar con Sirius que claramente tuvo que quedarse aquí porque no lo íbamos a dejar solo en la casa. 

Yo solo me dedicaba a verlas corres y pasarse la pelota, solo podía fijarme en mis dos hadas. 

-Tenia razón cuando dije que Sevda vino a alborotar toda nuestra vida- escuche decir a mi madre haciendo que una carcajada brote de mi, tan fuerte que logro desconcentrar a mis chicas de su juego. 

-Sevda- dije intentando calmar mi risa, pero escuchando a mi madre reír también. 

-Y pensar que la detestabas- le dije volteándome a verla con una de mis cejas levantadas. 

-Supongo que no estaba acostumbrada a tanta impulsividad y energía, me queje tanto como tu que ahora tenemos dos- me dijo sonriendo. 

-Así es... pero la verdad es que nunca me molesto tal vez hasta incluso estuve celoso un tiempo, de que ella pudiera ver la vida así tan simple, recuerdo que una vez en Antalya me dijo que ella si lo sentía lo hacia no lo pensaba y si salía mal no pasaba nada- dije sonriendo. 

-Si... nosotros no estábamos acostumbrados a eso, ellas son tan luminosas- me dijo volteando a verlas. 

-Si, a veces me da miedo. Siempre tuve miedo de no ser suficiente para ella, pero aun así era egoísta y no quería apartarme, pero ahora con Azize- dije sin terminar la oración, encontrándome con sus ojos idénticos a los míos otra vez. 

-Ahora con Azize tienes que esforzarte mas, créeme mi vida eres suficiente para ellas pero sabes porque lo eres- me preguntó haciéndome negar en respuesta. 

-Porque ellas así lo eligieron, tal vez tengas fallas como cualquiera y tal vez yo y tu padre tengamos la culpa de la mayoría de ellas pero... Eda te amo desde el principio así, y lo mas maravilloso es que hizo que tu hija te ame de la misma manera, a ninguna de las dos les importa porque te aman. Y lo que nunca podre pagarle a Eda es la forma en la que hizo que vieras la vida, y en como cambiaste gracias a eso... gracias a ella- me dijo mi mamá dejándome sin palabras, solo pude buscar con la mirada a Eda que me saludaba junto con mi pequeña desde el otro lado del jardín. 

-Estoy muy orgullosa- dijo mi madre tomando mi mano sobre la mesa haciéndome sonreír.

-Gracias mamá, aunque todos cambiamos. Y... aunque no lo voy a decir seguido, estoy contento de que hayas encontrado otra vez a Kemal- le dije con una sonrisa ladeada notando sus ojos llenarse de lagrimas con una sonrisa en su cara. 

-Se quedan a almorzar??- me pregunto uno minutos después de mantenernos en silencio. 

-Claro- le conteste. 

Almorzamos los seis y después de eso Eda, nuestra hija, Sirius y yo nos fuimos a casa. 

-Tengo sueño mami- aviso Azize apenas pasamos la puerta. 

-Jugamos mucho bebé, yo también tengo sueño- le dijo Eda peinando su cabello con sus manos. 

-Entonces... que les parece si dormimos, yo también tengo sueño- les dije a ambas, y era cierto aunque Eda y yo no lo habíamos mostrado estábamos cansados por el viaje, y mi hadita estuvo horas corriendo por la casa de mi madre. Así que los tres fuimos a nuestro cuarto y nos acostamos a descansar, mañana podríamos volver a nuestra rutina de siempre. 

NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora