capítulo 43: El paraíso.

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Capítulo 43: El paraíso.


"Vamos a ser felices, vida mía,

Aunque no haya motivos para serlo, y el mundo sea un globo de gas letal...

Felices porque sí,

Para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda:

<Aquí yacen los huesos de una pareja que, no se sabe cómo, lograron ser felices>".


Pov Seung.

Mis ojos estaban claramente asombrados, no podían ni siquiera pestañear. ¿Era acaso el paraíso? ¿O estaría soñando? Porque nunca antes en mi vida había estado en un lugar así, y si me dijera que ese era el mismísimo paraíso, yo lo creería ciegamente. El hombre, que por lo que ahora sabía se llamaba Alexander, me había recogido en el aeropuerto y me había hecho una reverencia de 90° al recibirle, la verdad no esperaba eso, la gente en Dubai tiene otras formas de saludarse, en Corea generalmente saludamos de reverencias, pero aquel hombre lo hizo y ni siquiera preguntó por mi nombre, simplemente había dicho "Sr, Choi, lo estuve esperando". Ji Yong se había lucido, debía aceptarlo. Había buscado hasta una persona que me escoltara al lugar donde nos quedaríamos que, por cierto, era una mansión preciosa, más hermosa que miles de sillas italianas.


-Señor Choi, por favor, entremos. –El hombre volvió a hacer una reverencia esta vez con su mano extendida hacia adelante, me sentí extraño, como si fuera alguien importante en el lugar, ¿así trataban a todos sus clientes?


-Oh, sí...


Caminé tranquilamente, eran aproximadamente veinte metros desde donde estaba a la puerta principal. Había un camino central y por los lados palmeras verdosas que rebozaban en todo su esplendor, yo miré a todos lados, había arbustos coloridos llenos de flores y un jardín de rosas precioso. Me preguntaba qué persona jodidamente millonaria podría invertir tanto en todo esto, era como esas películas de reyes y princesas, de hecho, yo todavía no terminaba de creérmelo. Bien sabía que Dubai era uno de los países más lujosos del mundo, pero nunca imaginé encontrarme con algo como esto. El hombre caminaba muy cerca de mí, sin perderme de vista. Antes de llegar a la puerta había una escalera larga de cerámica blanca y si no fuera porque sabía que era cerámica pensaría que es de cristal. La puerta era gigantesca, también blanca, de hecho, toda la mansión era blanca. Justo en la parte de arriba de la puerta, habían tres letras que me llamaron mucho la atención, era de color doradas y brillaban mucho, de hecho desde los veinte metros de distancia atrás podían verse, incluso desde afuera de la reja gigante.


"C.S.H"


No alcancé a terminar de analizar aquellas letras cuando el hombre subió las escaleras de la entrada y abrió la puerta, yo entré tras él. El lugar era muy lindo, tenía un aire refrescante y olor a lavanda. El espacio era grande y había ventanales grandes que daban una sensación de tranquilidad y frescura a todo el lugar. El hombre me guió hasta un comedor, había un bar grande y varias mesas al lado de los ventanales con una espléndida vista a la playa. Me senté en una de las sillas, que por cierta era preciosa, no me senté sin antes analizarla completa, estaba como para mi colección.


-¿Le gustaría comer o beber algo? –Yo le miré, él parecía muy servicial, además, de camino aquí me contó que se llamaba Max.

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