Sexo sin control.

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Capítulo 3: Sexo sin control.


"Quítate la ropa, quiero ver cómo te tocas."


El rubio había dejado su auto estacionado afuera del pub e inmediatamente se había adentrado al lugar. Ya habían pasado varios días desde aquel almuerzo en su casa, donde por segunda vez había dejado que Seung le hiciera lo que entrara en gana, y eso, no le molestaba en lo absoluto. Y ambos sabían que ya no podrían salir de eso fácilmente, era como si tuvieran un imán por el cuerpo del otro, tampoco tenían intención de terminarlo, no por ahora que recién comenzaba. Tener sexo con Seung era completamente distinto a todas las experiencias anteriores, empezando porque eran dos hombres. Les gustaba esta especie de juego que estaban comenzando y sabían que estaba mal, pero la idea de seguir con aquello solo les excitaba más.


Se sentía mal con Yoo Hee, pero prometía ante Dios tratarla como reina a cambio. También lo lamentaba por Hye Mi, pero por lo que escuchaba de Yoo Hee, era difícil que Hye Mi se acostara con Seung, ya que tenía una actitud un tanto "especial", eso se le notaba a lo lejos, era algo controlado, perfeccionista (incluso más que él) y era de las típicas niñas ricas que pretenden ser las primeras en la industria, se preguntaba por qué Seung Hyun querría casarse con ella, bueno, cosas de gustos. Quizás por eso Seung había caído ante el rubio, necesitaba sentirse libre, respirar un poco y Ji era totalmente liberal y divertido. A Ji no le molestaba en lo absoluto ayudarlo a "distraerse" en lo más mínimo.


En el pub hacía mucho calor y la música se oía muy fuerte. Se sentó en el bar tranquilamente a esperarlo mientras pedía un Martini seco. El rubio prendió un cigarrillo y le dio una calada, lo retuvo unos segundos y luego lanzó el humo subiendo su mentón por inercia, se forma sensual, con los ojos entre abiertos y cerrados, solo como él sabía hacerlo. Un chico castaño, flaco y con una sonrisa de oreja a oreja se sentó a su lado y comenzó a sonreírle mientras le miraba fumar y votar el humo de manera casi irresistible para cualquier. El rubio no le puso mucha atención, le parecía más bien algo tonto, su sonrisa era demasiado estúpida, pensó.


El castaño se acercó peligrosamente a él, a punto de poner una mano sobre su hombro, como si le conociera de toda la vida, Ji Yong lo advirtió y estaba a punto de darse la vuelta para encararlo y decirle que a él nadie le tocaba, pero se quedó quiete y sonrió. El castaño dejó su brazo a medio camino, congelado, sin hacer nada. Ji Yong sintió un aliento cálido en su oído y un cuerpo masculino, perfectamente amoldado y trabajado muy cerca del suyo, en su espalda. Lo reconocía aunque estuviera de espaldas, ese perfume que se le había hecho familiar solo después de la primera vez que estuvo con él y su aliento caliente chocando contra su cuello. El pelinegro pasó una mano por la cintura de Ji Yong acercándose más si se podía. Miró al chico de cabello castaño alzando una ceja y este le miró nervioso para luego desaparecer rápidamente de la vista del pelinegro que ahora sonreía de satisfacción. Ji Yong soltó una risita pequeña y entonces el pelinegro se sentó a su lado.


-Ese tipo te tenía ganas. –Rió Seung- Además, te dejaste abrazar así como así por mí, ¿qué pasa si hubiera sido alguien más?


-Seguramente me acuesto con él.


-¿Qué?


-Idiota. Sabía que eras tú. Eres el único descarado con la confianza necesaria para llegar y tocarme de manera autoritaria.

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