The comeback.

458 61 4
                                    

Capítulo 11: The Comeback.


"Nos llama el vicio del pecado y seguimos cayendo

En la cama a fuego como un infierno..."


Pov Ji.

Una semana había pasado desde que había recibido la muy importante noticia. No le encontraba nada de bueno. Gracias a aquella noticia había parado todo, el placer, las visitas casuales y la entretención. Pero de alguna manera debía estar agradecido, ya que debía acabar pronto con todo eso. Lo primero era que no podía continuar mintiéndole a dos chicas que no tenían la culpa en que sus novios fueran unos pervertidos, y la segunda, es que yo no podía seguir acostándome con Seung. No sabiendo todo lo que sé. Caminé hacia la cocina y dejé la taza en la que había tomado café hace unos minutos. El sol se había ocultado y la casa estaba en completo silencio. Ahora recuerdo por qué no vivo en Dolce Vita, es porque es gigante y me hace sentir solo, si incluso en esta casa ya me siento solo. Apagué la televisión de la sala y me encaminé hasta mi habitación en el segundo piso.


Encendí la luz y entonces miré mi cama grande ahí, seguramente hacía frío. Me senté en la orilla y me quité los zapatos, no quería pensar mucho, me sentía tan mal. Hubiera dado la vida por devolverme a New York apenas me di cuenta de todo, pero algo me hizo quedarme y como soy tan idiota y me dejo llevar por todos mis pensamientos imbéciles, me quedé. Ni siquiera había ido a visitar a mis padres luego de seis meses devuelta en Corea, de todas maneras, cualquier otra persona en mi lugar, no querría ver a sus padres tampoco. Solté un suspiro, de todas maneras los extrañaba, aunque hubieran sido tan injustos conmigo. Me paré y caminé al armario para buscar un pijama largo, esta noche estaba helada.


Entre cansado, en realidad no había hecho nada en todo el día. Andaba cansado de nada, aburrido de todo y enojado sin razón. Yoo Hee había evitado hablarme porque andaba de mal humor. Busqué un pantalón de pijama largo entre la ropa y me dio por mirar la parte de al fondo del armario y nuevamente lo vi. La segunda vez desde mi vuelta a Corea que veía el peluche ahí, como si me hubiera estado esperando todo el maldito tiempo que yo no estuve. Me puse el pantalón y largo y entonces caminé hasta él y me puse en cuclillas. Y pesar que justo en ese momento estaba solo en casa, una casa muy grande además, y justamente, ese peluche me lo habían dado para que no me sintiera solo, sino que al revés, me sintiera en compañía de alguien cuando ese alguien no estuviera. Pensar en eso me hizo volver a afirmar que no debía volver a las andanzas con Seung. No luego de saber que él era la razón de muchas cosas.


Por inercia propia tomé el peluche, tanto años sin él y ahora realmente lo necesita un rato, por lo menos esa noche, me haría compañía. Fui hasta mi cama y lo puse a mi lado como un niño de diez años. Lo miré. En el momento en que se me fue dado fue algo tan lindo... y pensar que ahora el único que guardaba un recuerdo así era yo. De todas las personas con las que me podría encontrar cuando volviera a Corea, ¿debía ser precisamente él? Y es más, al encontrarme con él, ¿debía ser yo el idiota que recordara todo y él nada? Y aún había algo más, ¿debía ser tan imbécil como para ser su amante? Me faltaban sesos en el cabeza, seguro. No entiendo, ¿Qué tan diferente me veo? Lo único diferente es mi cabello rubio, sigo igual de flaco, igual de risueño e igual de despreocupado, ¿qué tan diferente puedo tener como para que Seung no se percate de nada? Es más, me convenía irme de Corea apenas pasara el matrimonio sin que se diera cuenta, sino, el problema lo tendría yo. Primero con mis padres, segundo con Yoo Hee, tercero con él. Por mentir. No era como que yo me acostara con él sin saberlo... lo sabía. Cuando lo conocí me pareció familiar, cuando me dijo su nombre se me vinieron tantas cosas a la mente, pero cuando yo le dije el mío él ni se inmutó. Luego, cuando quise incursionar en la vida de él, supe cosas que ya sabía, salvo que le gusta el vino. No podía seguir el juego con Seung, no después de saber que fue mi mejor amigo durante tanto tiempo y... la razón por la que desaparecí de Corea, y si él se entera, seguramente me odiaría por eso y por mentirle, por saber quién es y no decirlo.

INFIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora